DIARIO DE UN
OCIOSO
Domingo, 14 de
enero de 2018
En poco tiempo,
Cass se ha quedado casi ciega. Mientras acabamos de descubrir que le ha pasado
y si podemos mejorar su nivel de vida, intentamos que se adapte a su nuevo
estado. Y no lo hace mal. Con paciencia nos vamos adaptando todos a esta nueva
situación que no será tan mala como nos pareció en un principio.
Marta y JoanMa
nos invitan a pasar el fin de semana en Bell-Lloch. Es un rescate y nos apetece
mucho. Llegamos pronto y aprovechamos para ir a la playa. El día se apaga.
Damos el primer paseo y a Cass no parece afectarle en absoluto su recién adquirida
ceguera. Paramos a comprar en el cruce – sin gente es una verdadera gozada -,
recogemos las llaves y hacemos nuestra la casa mientras esperamos a nuestros
anfitriones.
Cargamos pilas
con cenas (y comidas, desayunos, meriendas, aperitivos y otras conjugaciones
del verbo comer), largas conversaciones, en compañía de Albert, Esther, María y
Laura, con una tarde de cartas, paseos por la playa, cocinando, malcriando a Cass…
un fantástico fin de semana. Un cop més, gràcies.
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