DIARIO DE UN OCIOSO
Viernes, 7 de abril de
2917
María José me dice “esto
tienes que contarlo en el Diario”. De repente recuerdo la
existencia del diario y lo olvidado que lo tengo.
El "esto" es que lo estoy vendiendo "todo" en una página de venta de objetos de
segunda mano. Y digo “todo” porqué he descubierto que cualquier
cosa - por inútil, desastrada y falta de interés que parezca –
encuentra un comprador dispuesto a pagar por hacerse con ella.
Además, es adictivo. He empezado con publicaciones diversas, papeles
y objetos inútiles. Una vez vaciado el piso, pienso continuar con los
muebles, las tuberías, las plantas del jardín, las macetas y los útiles de cocina... Y no descarto preparar un lote con algún vecino que - dado su grado de singularidad (María José la atribuye a un no demostrado, pero sin duda probable, origen extraterrestre)- podría reportarme una alta rentabilidad.
Y... a parte de vender
cosas... algo más debo haber hecho (sigo alternando a Eisner con
Blueberrys, he cenado con amigos en Casa Varela, he trabajado mucho,
Núria y Jordi R nos han preparado un arroz cojonudo, he ido a la
presentación de el libro que ha escrito un vecino...).
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