DIARIO DE UN OCIOSO
Lunes, 19 de diciembre de 2016
Durante las últimas semanas he pasado mucho tiempo en el
barrio de mi infancia y de mi adolescencia. Pero mi Guinardó – por edad, por
emplazamiento, por vivencias… no es el de Marsé. Mi Guinardó, el Guinardó que
recuerdo, el que me encuentro ahora, se parece más al de Zanón.
El barrio ha cambiado. En la calle principal todavía quedan
tiendas – la mayoría con usos y propietarios distintos- pero el resto está
muerto. Persianas cerradas donde antes había tiendas, recuerdos en muchos
rincones y gente más mayor que joven.
Me encuentro también el Guinardó de Zanón en mis lecturas.
Leo “No llames a casa” y “Marley estaba muerto” durante los largos
desplazamientos que me acercan o me alejan del barrio. El segundo, catorce
cuentos de Navidad, también me enlaza con una Navidad que lo será menos. Son
cuentos cargados de tristeza o de esperanza, duros o tiernos, realistas o
extraños, salvajes a veces, reflexivos siempre. Algunos tienen un final menos
ácido, todos respiran vida. Es un gustazo leer a Carlos Zanón.
Me encuentro con Jordi P. en el bar Oscar. También en el
viejo barrio, también cargado de recuerdos. El propietario, y seguramente
alguno de los parroquianos que se agolpan en el reducido espacio, está igual
que la última vez que pasamos por aquí. Es el inicio de una noche que nos
llevará a algunos espacios del pasado – el chino del mago Gang y la Torre Rosa-.
Como siempre que salgo con Jordi, las viejas y las nuevas historias se mezclan
entre risas y preocupaciones. Son muchas buenas noches, algunas por este barrio
que ya no es el mío, pero en el que siguen habitando mis recuerdos.
Excelente “La fortuna de Sílvia” en el TNC. Buena dirección,
buen ritmo y excelentes actores (con una Laura Conejero inmensa muy bien secundada
por el resto del reparto). Un texto, de Josep Maria de Sagarra, que te invita a
reflexionar y que – pese a que fue
escrito en el 1947 – sigue sonando tremendamente actual.
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