DIARIO DE UN OCIOSO
Domingo, 18 de septiembre de 2016
Tras las vacaciones cuesta recuperar el orden y las rutinas
que lo hacen posible. Este diario no es una excepción y tras un periodo en el que
de manera irregular y errática han ido apareciendo las crónicas vacacionales –
crónicas vacías que llenaban espacio sin contar nada relevante - , toca volver
a la normalidad. A partir de ahora volveré a las publicaciones ocasionales que,
aunque también vacías de contenido, intentarán contar algo más de lo que he
contado este agosto.
Para empezar la tarea es difícil. Tengo que explicar en la
crónica de hoy dos semanas de trabajo salpicadas de algún que otro reencuentro
posvacacional y algunas – tímidas aún – actividades de ocio. Sin notas,
recurriendo a la memoria y con el riesgo – casi la seguridad – que me dejaré
más de una importante, se me antoja que no será una crónica demasiado brillante
para empezar nueva temporada.
He leído “Yeruldelgger. Muertos en la estepa” de Ian Manook,
una novela negra que me regaló Jordi P. (con el que, por cierto, cené un día en
el En Ville, después comento o no). Muy adictiva. Me lo he pasado muy bien
leyéndola (que el protagonista, Yeruldelgger, sea un policía mongol, le añade un toque de exotismo a la novela sin
desviarla de los estándares del género.
La cena en En Ville (Doctor Dou, 14. Barcelona) bien.
Aterrizamos en él tras encontrarnos el restaurante escogido muy lleno (no
reservan) y, pese a que es un sitio extraño, la comida estaba buena. Ya que he
abierto un paréntesis “gastronómico”, aprovecho para hablar también del
Bellavista del Jardín del Norte aunque fui por motivos laborales. Demasiado
grande y con una recepción poco ágil, no me gustó pese a que el local es
espectacular y la comida estaba muy buena. Tiene, no obstante, el éxito
asegurado aunque sólo sea por la curiosidad que provoca su relación con Messi.
En el Festival Altaveu vimos a Maika Makovski. Un golpe de
suerte – cambio de escenario – nos permitió conseguir entradas. Y fue realmente
una suerte poder disfrutar de la presentación de Chinook Wind. Acompañada del
Quartet Brossa (dos violines, cello y viola), de una trompa y de una batería, Maika Makovski nos regaló un gran
concierto. Verla siempre es un espectáculo pero esta nueva versión es aún mejor
que la que habíamos visto hasta ahora.
Un viaje relámpago a Castellón para celebrar el 50
aniversario de boda de Pepe y Lidu, una cena con mis padres y con mi tío
Hernán, unos días sólo en Graceland que no me gustan nada, una cena con Toni en
el patio de Graceland, mucho cansancio, reencuentros laborales – casi todos
gratos -… he vuelto.
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