DIARIO DE UN OCIOSO
Viernes, 27 de mayo de 2016
Jueves. La jornada – la
semana entera – ha sido larga. Llego a casa cansado pero la
perspectiva de lo que está por venir renueva mi barra de energía.
María José ha diseñado una operación logística complicada: Cass
dormirá en casa de mis padres, mis primas la recogerán mañana por
la mañana y la subirán a S'Agaró y allí, si todo va como lo hemos
planeado, la recogeremos nosotros por la tarde. Una vez cumplida la
primera parte de la operación, seguimos las instrucciones de Marta y
JoanMa para encontrarnos con ellos en un restaurante de Vidreres. El
conejo que me como no pasará a la historia de la gastronomía
empordanesa, pero cenando hacemos las primeras risas y desconectamos.
Dormir en Bell-Lloch, en
casa de Marta y JoanMa, tiene ciertos riesgos. Los Gin-tónics de
JoanMa no son el menor de ellos pero como estamos cansados,
conseguimos irnos a dormir a una hora razonable y conservando cierta
dignidad.
Viernes. Desayuno en la
cocina y encuentro con Albert, Esther y Toni en S'Agaró para comprar
la comida y la bebida necesarias para acompañar nuestro paseo en
velero. En el puerto de Palamós nos recibe Mia de Vadevela y su
“Prou lluny”. Con él navegaremos por la costa, tomaremos el sol
fondeados en la bahía de S'Agaró, hablaremos, reiremos...
compartiremos un día fantástico que nos hace olvidar rutinas y
penurias.
Volvemos a Bell-lloc para
recoger coche y pertenencias, a S'Agaró para recoger a Cass y de
nuevo a Bell-lloc para rematar el día con una cena improvisada
(ahora somos 12 con la llegada de María, Laura, Xavi, Montse y
Marga). Un saludo a la estación espacial, orbitando a 400 kilómetros
de nosotros, pone fin a un día intenso y largo. A un buen día con
amigos. A un regalo.
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