31 mayo 2016

DIARIO DE UN OCIOSO
Sábado, 28 de mayo de 2016

Sábado. Nos levantamos más tarde de lo habitual y, como la nevera está totalmente vacía, bajamos a la playa para desayunar. Nubes, bocadillo de atún y periódicos frente al mar, podríamos acostumbrarnos a esto. Cass, lesionada tras una noche de juegos intensa, se mira la playa desde la distancia. Mañana estará mejor.



Tras una siesta reparadora, y tras constatar que nadie nos ha llenado la nevera, volvemos a la playa para comer una paella en el Hotel Sant Pol. Hora de volver a casa para seguir con el alto nivel de actividad que está caracterizando nuestro día. La siesta resulta más larga de lo esperado y, tras ella, es casi hora de cenar. Lo hacemos en casa de Albert y Esther (volvemos a ser los mismos menos Toni que, no obstante, desde la distancia y gracias a la tecnología, nos da instrucciones para volver a saludar a la Estación Espacial Internacional. No lo haremos) mientras vemos la final de la Champions. El final del partido, como el resultado no es el deseado por ninguno de los presentes, no da lugar a ningún tipo de euforia y no alarga la noche


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