DIARIO DE UN OCIOSO
Lunes, 6 de abril de 2015
Lunes noche. Llega el descanso después de un largo fin de
semana de vacaciones. Cinco días de no trabajar dan para mucho, pero no hay mucho
excepcional que explicar: comidas con amigos (una paella con amigos en el Palomares (lo peor fue la paella) y sobremesa posterior en el balcón de Quim y Carol), con la familia (en casa de
mis padres, con sesión nostálgica de trastos y otras basurillas… tesoros los
llama María José), primeras mañanas en el patio de Graceland, un largo paseo
hasta la Playa del Prat, muchas fotos, pocas lecturas, aperitivos y una
barbacoa.
Una generosa vecina de mis padres se deshace de sus viejos
vinilos. Los vinilos acaban en Graceland. Parte de mi tiempo lo he dedicado a
la clasificación de todos ellos. Hay pequeñas joyas, curiosidades y discos
anodinos. Pese a que, en total, son muchos, acabo encontrando sitio para ellos
en la estantería (y dejando espacio para los que se han quedado en casa de mis
padres y en breve recuperaré). Ahora son unos cuantos libros los que vagan sin
rumbo por Graceland. Tendré que inventarme una solución.
No hay comentarios:
Publicar un comentario