05 diciembre 2014

DIARIO DE UN OCIOSO
Sábado, 29 de noviembre de 2014

El despertador suena como cada mañana. Nos levantamos rápido y, poco después, ya estamos en el AVE con destino a Madrid. El viaje en si será más largo, pero el tiempo invertido será el mismo y la comodidad es infinitamente superior.

Llueve. Hemos reservado habitación en el hotel Dormirdcine (Principe de Vergara, 87. Madrid). Todas las habitaciones han sido decoradas por un artista que se ha inspirado en una película. La nuestra, decorada por Javier Crespo, es Hulk. Me gusta, a parte de bonita es cómoda y funcional.

Aunque sigue lloviendo decidimos pasear hasta Centro Centro Cibeles para ver la colección Abelló. En el folleto explicativo que nos dan al entrar, se habla de que la colección es “coherente”. Si entendemos por coherencia juntar obras – fantásticas muchas de ellas – de todos los estilos y de todas las épocas, esta muestra de la colección sin duda lo es. Y excesiva, brutal, envidiable...una visita imprescindible.

Cruzamos la calle y en la Fundación Mapfre disfrutamos de otra excelente exposición “Sorolla y Estados Unidos” recoge obras hechas por el pintor durante su estancia en Estados Unidos y la relación que tuvo con los mecenas norteamericanos.

Hora de comer. No nos desplazamos mucho y comemos en La Kitchen (Prim, 5. Madrid. Teléfono: 91 360 49 74). Hemos entrado porqué nos ha parecido bonito y tenemos suerte con la comida: Croquetas de morcilla de cebolla con mermelada de zanahoria y tataki de atún con verduras asiáticas. El postre, compartimos una tartaleta de manzana con helado, también está muy bueno. La comida, tranquila, nos ha hecho recuperar las fuerzas necesarias para volver andando hasta nuestro hotel. Sigue lloviendo.

Tras la siesta empezamos a andar con destino al restaurante en el que hemos quedado con Pepe y Lidu (que, como cada año por esta época, está trabajando aquí). Nos encontramos en la puerta de La Imperial de Raimundo (Raimundo Fernández Villaverde, 44. Madrid. Teléfono: 91 553 89 75). Pese a no ser ninguna de las ciudades en las que solemos encontrarnos (Barcelona o Castellón) la situación no difiere en nada de nuestros encuentros habituales. Hay mucho que contar y lo hacemos mientras disfrutamos de una comida – de tapas – sensacional. Torreznos con pimientos del padrón, verduras a la brasa, calamarcitos a la plancha y un riquísimo cachopo asturiano... todo buenísimo y regado con – abundante - cerveza Brabante (un agradable descubrimiento para mi). La relación calidad precio es muy buena y el servicio excelente. Lástima que me caiga un poco lejos.

Volvemos a casa – nos llevan Pepe y Lidu en su taxi – muy cansados después de un día intenso. Hora de dormir en brazos de Hulk.



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