DIARIO DE UN OCIOSO
Miércoles, 16 de octubre de 2013
Me ha acompañado, en mi última travesía por el desierto, “La
guerra del fin del mundo” de Mario Vargas Llosa. Ha sido una suerte.
Una suerte porqué leer novelas de Vargas Llosa es siempre
gratificante y enriquecedor, una suerte porqué “La guerra del fin del mundo” es
una de las mejores novelas del escritor peruano (y según alguna entrevista, una
de las que está más orgulloso) y una suerte, sobretodo, porqué gracias a ella
he descubierto la guerra de Canudos. Y es que, aunque el libro de Vargas Llosa
es una novela, está basado en un conflicto militar ocurrido en Brasil entre
1896 y 1897.
La historia de Canudos es tan fascinante como la novela.
Antonio Conselheiro era un predicador que deambulaba de villa en villa con sus
seguidores. Finalmente se instaló con sus seguidores en una propiedad agrícola
de Canudos, en el estado de Bahía. Sus prédicas empezaron a atraer a nuevos
residentes hasta que se creó una ciudad que acogía a miles de personas. El
movimiento fue visto con malos ojos por muchos estamentos de la incipiente
república brasileña que envió sucesivos ejércitos, cada vez más numerosos, para
acabar con el movimiento. Los tres primeros ejércitos fueron derrotados por los
seguidores de Antonio Conselheiro mientras seguía aumentando la población de
Canudos. La cuarta incursión militar arrasó Canudos, matando a toda la
población y degollando a los prisioneros. Se calcula que en Canudos murieron
más de 25.000 personas entre soldados (de los 12.000 enviados, murieron más de
5.000) y habitantes de Canudos pero todas las crónicas, como suele ocurrir, fueron escritas - o censuradas - por los vencedores.
Con esta fascinante historia, bastante desconocida para
nosotros, Vargas Llosa arma una novela de aventuras situada en la frontera
entre dos mundos, el viejo orden que se muere mientras otro empieza a andar sin saber cómo
ni hacia dónde.
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