DIARIO DE UN OCIOSO
Domingo, 20 de octubre de 2013
Salimos paseando del hotel
hasta un muelle donde cogemos el ferry que nos cruza el río.
Agradabilísimo paseo por un parque y – tras perdernos un poco –
vuelta a la civilización. Nos gusta vaciar de obligaciones nuestras
visitas a otras ciudades, pero es muy difícil abandonar totalmente
nuestra condición de foráneos y siempre hay algo que tienes
pendiente. En mi caso, una visita a la Tate Modern. La hacemos – y
me alegro de haberla hecho- .
Cruzamos el Milenium
Bridge rodeados de turistas, entramos en St. Paul's y seguimos
nuestro paseo. De golpe nos hemos quedado casi solos, los turistas se
han esfumado y tampoco hay locales. Nos acompañan ocasionales
parejas de todas las edades que, portapapeles en mano, corren de un
lado a otro (parece una especie de juego urbano). Es ya la hora de
comer, decidimos acercarnos a la estación donde cogeremos el tren y
comemos en The Nightingale Café (193 Balham High Rd. London). The
Nightingale es una antigua farmacia reconvertida en café. Bonito y
agradable para tomar un café y alguno de los deliciosos pasteles
caseros que ofrecen, también hacen algunos platos sencillos. Comemos
bien. Un único pero: no cobran con tarjeta.
Hora de volver a casa.
Tren, lanzadera, avión (con una hora de retraso) y taxi. Muy
cansado, casi tanto como feliz. ¡Y aún queda la segunda parte del
regalo!
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