DIARIO DE UN OCIOSO
Viernes, 14 de junio de 2013
Con la llegada del verano, nuestro nivel de vida mejora.
Desayunos en el patio de Graceland, con la radio bajita para no molestar a los
vecinos y mediodías de relax también en el patio de Graceland.
Trabajo, más visitas de lo habitual en casa, María José que
está muy bien y noches de series (aprovecho para recomendar “Utopía”).
Pese a que lo estoy disfrutando mucho, cambio “El Quadern
Gris” de Pla por “Albert Serra, la novel.la , no el cineasta” d’Albert Forns.
Es una cuestión de peso (El tamaño y consistencia del libro de Pla provoca que
mis desplazamientos de casa al trabajo sean más penosos.
Y tras la larga jornada laboral... hoy empieza el Sónar.
Sónar 2013 (día 1)
Echaré de menos el viejo recinto del CCCB aunque no las
apreturas de los últimos años. El Sónar estrena nueva ubicación en Fira de
Barcelona. Primera cerveza con Jordi P. – que, después de muchas horas en el
recinto (apreciables en la rojez que lo
hermana con la mayoría de guiris que nos rodean) me hace de guía y me ayuda a
hacerme con el nuevo recinto. El jueves
es el día tranquilo. Profesionales, prensa, público internacional y fiesta
comedida. En la oscuridad del SonarComplex veo a Francesco Tristano. Empieza
delicado, suave, etéreo… y poco a poco su piano enciende al público y lo empuja
a levantarse de la butaca y bailar. Mi festival no podía empezar mejor.
Tras una pequeña pausa, y en el mismo escenario, actúan
Pascal Comelade y Richard Pinhas. La solemnidad del piano de cola de Comelade
contrasta con la guitarra – rollo Lelly Kelly – de Pinhas. Acompañados por tres buenos músicos ofrecen
un concierto sobrio pero intenso. Más cercanos al rock que a la electrónica,
encajan perfectamente en el Festival.
Salgo con el tiempo justo para comprarme un tristísimo
bocata de fuet – que comeré en el metro camino
del recinto del Sonar Noche- comprar una
cerveza y encontrarme con Jordi. Nada más llegar, empiezan Pet Shop Boys. Sé lo que he venido a ver, por lo tanto no me
sorprenden el elaborado show de luces, los trucos de frontman acumulados
durante años y años de Neil Tennant, la presencia testimonial de Chistopher Sean
Lowe en el escenario, sus “nuevas” canciones… nada en un concierto de Pet Shop
Boys puede sorprender. Eso no impide que, en un baño de nostalgia, disfrute de
las explosiones de felicidad colectiva que provocan “Suburbia”, “Always in my
mind”, “West End Girls” (tuvimos que esperar a los bises), “Go West”, … y
tantos otros temas. Lo pasé muy bien aunque no repetiré, pero ellos si. El
sábado Pet Shop Boys vuelven a actuar en el Sónar.
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