19 julio 2012


DIARIO DE UN OCIOSO
Jueves, 19 de julio de 2012

No está siendo nuestra mejor semana.

El martes Graceland se convirtió en las cataratas del Niagara tras un inoportuno reventón en una de las cañerías de nuestra vecina de arriba. Festival de cubos colocados estratégicamente, fregonas hasta altas horas, toallas por los rincones, chorretones por las paredes y agua, mucha agua. Por suerte, parece que la riada no dejó más secuelas que paredes y techos por pintar y muchísimo cansancio.

El miércoles decidimos recuperarnos con una cenita rápida e improvisada para celebrar el cumpleaños de Maru. A media cena tuvimos que llamar a una ambulancia por una indisposición repentina. El nerviosismo que provocó el inexplicable retardo de la ambulancia – tardó más de 45 minutos en llegar – fue mitigado, por suerte, por la calma que impusieron tres de los invitados a la cena con sus conocimientos médicos. Al final nos fuimos a dormir mucho más tarde de lo que habíamos planeado, preocupados por nuestra amiga y con los restos del susto en el cuerpo. El resultado lo podéis suponer: más cansancio.

Y hoy, día de cafés, tenemos una cena planeada desde hace semanas. Espero no dormirme.

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