DIARIO DE UN OCIOSO
Lunes, 05 de diciembre de 2011
Vacaciones día 3
Me levanto y paseo con Cass por un pueblo que hoy –
laborable – despierta también pronto. Sigue haciendo frío. Cuando llego a casa
me recibe María José con el desayuno preparado y la chimenea ya funcionando.
Ponemos RNE3, leemos y disfrutamos de un principio de mañana tranquilo.
Hemos decidido llegar a Castellón bordeando la costa. El
frío ha quedado en el interior y junto al mar disfrutamos de una temperatura
casi veraniega. La primera etapa de nuestro periplo nos deja en el Aeropuerto
de Castelló. La curiosidad nos vence y decidimos acercarnos a echar un vistazo.
Nos recibe una escultura gigantesca a medio montar – no hay ni rastro de
trabajadores – pero el acceso a los edificios del inútil aeródromo está
cerrado. Desde la distancia no se ve ninguna actividad, tampoco vemos a nadie.
La impecable autovía que nos ha traído hasta aquí y las instalaciones sin uso
alguno, nos recuerdan porqué estamos como estamos.
Ya junto al mar disfruto circulando por una costa abandonada
por fin de temporada. Me gusta el abandono decadente de los pueblos de costa
cuando llega el invierno. Nuestra segunda parada en este tour del despilfarro
nos lleva a Oropesa y su “Ciudad de Vacaciones”. Paseamos rodeados de
gigantescos bloques de apartamentos. Jardines de insostenible mantenimiento
junto al mar, carteles de “Se vende” en muchísimos balcones, un desierto de
hormigón con poquísimos servicios, muy poca gente (estamos en invierno),
rotondas con imposibles y carísimas esculturas, bancos decorados con
“trencadis” (muchos de ellos en un avanzado estado de degradación)... aquí
algunos han ganado mucho dinero. Intentaremos volver en diez años para hacer un
balance de lo que queda, ojalá nos equivoquemos y consigan un equilibrio. En
una terracita, mirando al mar, disfrutamos del sol.
La costa que lleva de Oropesa a Benicasim – sorpresa - es
una pequeña maravilla que me recuerda el S’Agaró de mi infancia. Urbanizaciones
de montaña, cerca del mar y con las calles por asfaltar, verde y azul, el mejor
tramo de nuestro recorrido costero.
Paramos a comer en el Grao. Terracita al sol, camiseta,
vacaciones...
Ya en Castellón nos encontramos con Lidu y Alejandro,
recogemos a Joana en el cole y esperamos a Jose para cenar. Alejandro me
destroza jugando a fútbol con la play y a futbolín (dejando también mi espalda
en peor estado que mi orgullo) y, después, cenamos.
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