24 octubre 2010

DIARIO DE UN OCIOSO
Domingo, 24 de octubre de 2010


La vida ociosa puede ser casi tan agotadora como la vida laboral. Tras la fiesta de cumpleaños de Olivia y un largo aperitivo con Víctor y Laura en A Ruta Galega (al que se añadieron después Jordi P, María y Álex “El Niño”), hoy domingo toca reposar y trabajar un poco en BlogHospitalet que últimamente está muy abandonado y en la ingente cantidad de deberes del curso de inglés.

La semana pasada cené con Jordi P. en el Bar Cañete (c/Unión 17 Barcelona). El Cañete es un moderno bar – acaban de abrir sus puertas – que nace con la intención de recuperar el espíritu del tapeo y del servicio tradicional. Larga barra, amplia y abierta a la cocina en la que se mezclan cocineros y camareros siempre atareados y sólo distinguibles por el rancio uniforme de los segundos. Aunque hay algunas mesas altas al fondo del local, se echa de menos un espacio para comer tranquilamente, sin prisas y sin empujones (el día que fuimos estaba tranquilo pero se adivinan apreturas los fines de semana y vísperas de festivos). La carta de tapas es larga y llena de agradables sorpresas, volveré para degustar alguna de ellas que se quedaron en la recámara. Nosotros empezamos con un poco de manchego seco (que presentan acompañado de una impresionante mermelada de limón y que se convirtió en el mejor descubrimiento de la noche), una tapa de cecina de león y un poco de mojama (con un corte excesivamente grueso para mi gusto). Continuamos con las frituras pero nos quedamos sin las croquetas (se habían acabado) y nos tuvimos que conformar con sólo los Buñuelos de Bacalao (muy buenos). Para acabar nos decidimos por unas albóndigas con sepia (correctas), un sensacional rabo de buey y un espectacular Huevo Poché con Trompetas de la Muerte. Con abundantes cañas de cerveza y dos cafés, la cuenta subió 56 euros. Algo elevado para una cena de tapas pero correcto por el nivel de alguna de ellas.

No me gusta la Moritz.. Y empiezo a estar harto de locales que se han dejado llevar por las agresivas campañas de marketing de la cervecera y han decidido imponerla a sus clientes. El Cañete es uno de ellos y creo que se equivocan. Por suerte también tienen la otra cerveza de la marca, la Epidor (que me gusta), pero se echa de menos la posibilidad de elegir. El viernes por la noche, en un bar de Gracia, no tuve esa suerte y di más de un mal trago.

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