01 mayo 2010

DIARIO DE UN OCIOSO
Viernes, 30 de abril de 2010


En 2009 sólo fui al cine 3 veces. En una semana, y gracias a un Festival que se han inventado en mi pueblo, he visto 5 películas, y me lo he pasado muy bien. Una sala gigante, relativamente poca gente, ambiente familiar (éramos siempre los mismos) y unos toques, que por viejunos, me parecieron encantadores. Os dejo una foto del abono del Festival – que sólo costaba 9 euros – para que entendáis lo que entiendo por viejuno (por cierto, los agujeros los hacían con una perforadora de oficina)



Un hecho triste como es el cierre de la última sala de cine de barrio de la ciudad, ha convertido el multisalas que hay cerca de casa en la sede del Espai VO (que cada semana programa – con bastante buen criterio - una película en versión original). Y eso me asegura buen cine, a buen precio y a un paso de casa. Espero recuperar así una afición que siempre me ha hecho pasar muy buenos ratos. Las propuestas para mayo (“Garbo, l’espia”, “Arropiero, El vagabundo de la muerte”, “Los condenados” y “Las dos vidas de Andrés Rabadán”) así lo auguran.

Y hoy, con María José de vacaciones – aunque sea sólo un día la intención es que lo parezcan - , nos hemos encontrado con Olivia y Roberto en Vilassar. Paseamos por la playa bajo un cielo cambiante que, a falta de estabilidad, nos ha ofrecido entretenimiento. El paseo nos abre el apetito, por suerte tenemos mesa reservada en el Palomares y, como siempre, mucho de lo que hablar. El día se levanta y el sol acompaña los entrantes (boquerones, gambas y sardinas) y la paella que pedimos. Amigos y sensación de vacaciones, pocas cosas son tan reconfortantes.

Siestas, un poco de House y una cena en el Eme seguida del mejor capítulo de la sexta temporada de Lost ("Todo el mundo quiere a Hugo") completan un agradable día de fiesta.

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