09 agosto 2009

DIARIO DE UN OCIOSO
Sábado, 08 de agosto de 2009


Vacaciones, días 7 y 8

Después de una doble sesión de playa – la primera (con Cass) en Cala Pedrosa y la segunda en La Conca - la amenaza de lluvia nos estuvo sobrevolando durante todo el día e incluso llegaron a caer cuatro gotas ridículas. Por suerte no descargó la tormenta que nos habían anunciado y el concierto de Paolo Conte se celebró sin contratiempos.

Al final decidimos dejar la moto en casa y acercarnos a Sant Feliu en coche. El aparcamiento gratuito está lleno, la zona azul a tope, el parking de la plaza del Ayuntamiento no tiene ni una plaza libre y en el aparcamiento municipal no cabe ningún coche. Acabamos aparcando en el clásico descampado de “a tomar por culo”. Ahora no importa pero, después del concierto, el camino será largo.

Ahora apetece la larga caminata junto al mar, parando en el puesto de las crepes, en el de las patatas fritas y cruzando la feria que, de pequeño, siempre se convertía en uno de los mejores momentos del verano. Llegamos pronto y nos sentamos en la terraza del bar del Club Naútic para tomar una cervecita mientras la ciudad se va quedando a oscuras. Huele a verano y a vacaciones.

Y llega la hora del concierto. El olor a verano, a vacaciones y a felicidad es también muy evidente en las gradas del Festival Internacional de la Porta Ferrada. Pese a tener más ediciones que yo años, nunca había venido a uno de sus espectáculos. Me gusta estar aquí y compartir esta noche – que espero mágica – con María José.

Y empieza el concierto. Paolo Conte rodeado de 8 músicos da un repaso a toda su discografía y a su último disco “Psyche” que estos días ha estado sonando en casa. Y nos quedamos maravillados por un directo de gran nivel. Paolo Conte ha sabido rodearse de buenos músicos que cambian de instrumento y de posición en el escenario según las necesidades del tema. Las luces les acompañan en un baile milimetrado que disfrutamos en una noche fresca y llena de buena música. En el repertorio elegido se alternan temas intimistas con estupendas canciones que, sólo a veces, se acercan al jazz. A un tema nuevo le sigue uno de sus clásicos... hasta que al final, después de los bises, Paolo Conte salió al escenario para saludar y decir que hasta aquí habíamos llegado. Particularmente me gustan más los temas en los que Conte se convierte en el primo mediterráneo de Tom Waits mezclando referencias musicales de diversa procedencia y edad y poniéndoles un sello personal que ayer nos hizo disfrutar de uno de los conciertos del año.

Vuelta a casa, cruzando Sant Feliu con una sonrisa en la cara.

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