10 julio 2009

DIARIO DE UN OCIOSO
Viernes, 10 de julio de 2009


Primero fue el coche. Después de muchos años, de muchos viajes y de muchos buenos momentos, inició su último viaje.
Poco después fue mi trabajo el que me abandonó (lo había hecho hace tiempo y seguíamos juntos por inercia).
Ahora la lista de abandonos aumenta con la baja por enfermedad (espero que no grave) de nuestro dvd grabador. Su ausencia deja un vacío importante en nuestras vidas... ha sido substituido por su antecesor en el cargo – el viejo VHS – que cumple con abnegación con sus obligaciones. No es lo mismo, pese a su profesionalidad carece de los conocimientos y capacidades del DVD. Tras intentarlo arreglar en la tienda que me lo vendió (fracaso total al estar fuera de garantía) y en el fabricante (Woxter, que, sin tener el equipo en las manos me presentó un presupuesto por dos tercios de su precio más portes de envío a Madrid por mi cuenta. El precio total, con la posibilidad de sorpresas desagradables, se acercaba al de un equipo nuevo. Decepcionante marca), me he decidido por llevarlo a un técnico “de toda la vida”. Espero que sigan funcionando como hace unos años y que pronto tengamos de vuelta a este elemento imprescindible para el ocio en nuestra casa.

Poco a poco voy tomando las riendas de mi tiempo. Siguen surgiendo imprevistos a diario, pero cada vez empiezo a moverme con más soltura en el océano de tiempo del que ahora disfruto.

El miércoles quedé con Jordi P. para hacer una gestión. La gestión se convirtió en un par de cervezas en el Kasparo. Las cervezas en una agradable comida en el Bollywood (Avda. Drassanes, 27-29 Barcelona. Teléfono:93 518 18 89), un indio en el que nos sirvieron un menú de degustación (todo estaba muy bueno) en una bandeja carcelaria mientras en una pantalla de televisión reproducían espectaculares escenas de baile de películas indias. Y la comida en el Bollywood se convirtió en una degustación de cervezas y un animado debate en un bar (también carcelario) del Raval. Hace cinco años que no disfrutaba de esta capacidad de improvisación y disfruté mucho de la sensación y de la compañía.

Por las mañanas veo el encierro, algunos días sólo y otros en compañía de María José. Después leo, paseo, soluciono temas pendientes desde hace tiempo y hago de amo de casa. Esa es mi rutina ahora.

Stieg Larsson, la reina en el palacio de las corrientes de aire

He acabado “La reina en el palacio de las corrientes de aire” de Stieg Larsson y, sin participar en el campeonato mundial de velocidad lectora en el que se ha convertido cualquier conversación sobre el libro (y que suele concretarse en “Yo lo leí antes y en sólo 10 minutos”), tengo que confesar que me ha atrapado más incluso que sus antecesores y que esta noche he dormido poco. Muy recomendable para pasarlo bien durante unos días (para algunos, unos minutos) este verano.

Ah, y aunque a mí no me importa, hoy es viernes.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Hola Xavi, yo hace poco estuve tambien en un bareto Veg world ( C/ Bruniquer 26, Gràcia-BCN) y tambien me sacaron la bandeja carcelaría la verdad me quede sorprendido dos meses antes en un tibetano Potala (C/ Aragó 397-Eixample) lo mismo, es un tema que me llama la atenció habrá una trama carcelaria de restaurantes indios?. Yo estaba acostumbrado a bandejas de madera donde se movian platos, cubiertos, servilletas de papel y vasos de cristal que acostumbraban a ser los candidatos para el salto de bandeja . Bueno tambien corrian mucho las naranjas que si no se comían se utilizaban como arma arrojadiza pero de todo esto ya hace mucho mucho tiempo

Anónimo dijo...

Hola de nuevo, no nos has dicho en cuanto leiste "La reina en el palacio de las corrientes de aire".
Te he de decir la verdad yo hace 1 año me queria leer el primero, pero ahora me niego , estoy harto de tanta tontería, supongo que algún día me lo leeré pero ahora me niego absolutamente. Yo contra el mundo. El Cabra.

xavi dijo...

La verdad es que si consigues prescindir de la propaganda y de las exageraciones te lo pasarás muy bien leyéndolo. Es un buen best seller y es muy adictivo.

No importa el tiempo en días sino el número de horas invertidas... y a la fuerza tienen que ser muchas por el número de páginas del libro.

Creo recordar yo también esas bandejas de madera.