14 diciembre 2008

DIARIO DE UN OCIOSO
Domingo, 14 de diciembre de 2008


Sábado. De nuevo en el Auditori del Fòrum dispuesto a disfrutar de una nueva jornada del Primavera Club.Espaldamaceta, bonitas canciones, emocionantes interpretacionesAbre la tarde el tarraconense Espaldamaceta. Sus canciones me gustan y – a parte de algunos excesos verbales entre canción y canción propios, supongo, de la gente del sur -  su concierto resulta delicioso. La jornada empieza bien y en el Auditori hay mucha gente pese a lo temprano que es (son las cinco de la tarde, una hora extraña para un concierto).

Los segundos en actuar son los new yorkinos High Places. High places, una buena razón para regalarse una cabezaditaSu propuesta me aburre soberanamente y aprovecho para cerrar los ojos regalándome la siesta sabatina que mi asistencia al Primavera me ha negado. Más cercano a una actuación de fin de curso de instituto que a un concierto del festival más prestigioso del invierno barcelonés, el set ofrecido por el dúo no ofrece nada nuevo ni suena fresco. Una lástima.

No puedo hablar de Abe Vigoda ya que los inútiles técnicos de sonido decidieron convertirlos en un cuarteto instrumental durante más de la mitad de su actuación (no pudimos oír sus voces hasta el sexto o séptimo tema. Los músicos, que las oían en los monitores, no entendían porque la gente silbaba y se quejaba). Lastrados por esto sólo levantaron cabeza en el exceso teatral de su último tema.
Aprovecho también para quejarme por la falta de competencia de los técnicos de luces del Auditori. Deslumbrar al público en vez de iluminar al músico que está ofreciendo un solo o al cantante, es una mala práctica. Una de las gracias de asistir a conciertos es ver a los músicos ejecutando sus canciones. La iluminación artística está bien como complemento a la principal y nunca debe substituirla – y menos esos ciclos programados que no tienen nada que ver con el tema que se está ejecutando-.  Sin duda la iluminación fue una de las sombras del Primavera Club de este año.

Pero vamos con las luces.
Primero el concierto que más esperábamos de este Festival. La Buena Vida tocando SoidemersolLa Buena Vida tocando Soidemersol. Hace 11 años, con María José, Pedro y algún amigo más, asistimos a la presentación del disco en Luz de Gas. Desde entonces nos acompaña el disco en todos nuestros viajes y el póster de ese concierto en nuestras dos casas (ahora está en la cocina ocupando un lugar privilegiado). Teníamos ganas de repetir por lo que significa ese concierto y ese disco para nosotros.Y empezó a sonar “Buenas cosas mal dispuestas” y nos temimos lo peor: la mezcla no acababa de funcionar, las voces no armonizaban (y esos clásicos desafinados de Irantzu en directo que tanto dolor provocan), el bajo tenía demasiada presencia y sonaba mal... pero en “Pacífico” se empezó a arreglar la cosa y, poco a poco, nos dejamos llevar y disfrutamos del concierto.Me quedo con los arreglos y la redondez del disco pero fue bonito poder disfrutarlo – con algún arreglo nuevo, con algún adorno distinto – en directo. Al final – en un bis emocionante -  todos silbamos “los silbidos del final del disco” y nos fuimos a cenar con una sonrisa en la cara.

Bocata de salchichas en el habitual bar de enfrente del Fórum, olor a fritanga en la ropa y vuelta – bajo la lluvia – al Auditori para ver que tal se defendía Eli “Paperboy” Reed y sus The True Loves.

Impresionante. El mejor colofón para el Primavera Club del 2008 posible lo puso este jovencísimo cantante americano que tiene alma de soul y voz de diablo viejo. Su final de gira europea se convirtió en una fiesta desde el primer momento. Eli Paperboy Reed, lo mejor del Primavera Club 08Animó a todo el mundo a romper la rigidez que imponía el marco del Auditori y, todos de pie y bailando sin parar, disfrutamos del concierto del festival. Soul visceral y poderoso salido de una garganta prodigiosa que interpreta cada tema como si la vida le fuera en ello. Los músicos que le acompañan se lo pasan tan bien como él y se vacían en cada uno de los temas. Si en el futuro pasa algún día por tu ciudad, haz lo posible por estar cerca de él, no te arrepentirás.

Este es Attis Jerrell Clopton el espectacular batería de Eli Paperboy ReedAl final nos animó a todos a subir al escenario en un fin de fiesta salvaje (y una vez superadas las reticencias de la organización, pudimos hacerlo). María José y yo acabamos detrás del batería con una sonrisa boba en la boca y la sensación de estar viviendo un momento único. Genial.

Volvemos a casa y llego a tiempo para ver los dos goles del Barça al Madrid. Encima no me he perdido nada al ir de concierto en vez de quedarme en casa viendo el partido de hoy. Se le puede pedir poco más a una tarde de sábado.

Hoy domingo toca descansar y empezar a disfrutar del ambiente navideño que, a base de escribir postales y gracias al  arbolito de fieltro que María José ha dejado en mi escritorio y a las postales que han empezado a llegar a casa, está ocupando los rincones de Graceland.

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