09 abril 2008

DIARIO DE UN OCIOSO
Martes, 08 de abril de 2008


Se apagan las luces del martes y con ellas las últimas fuerzas que nos han permitido llegar hasta aquí. Es hora de descansar, de reflexionar y de empezar a coger fuerzas para afrontar la larga jornada que mañana nos espera. En el transistor que suena junto al ordenador, el tono reposado de la locución que caracteriza la radio nocturna acompaña a la penumbra que me rodea. El resto es silencio, interrumpido – eso si – por las señales acústicas que me recuerdan que estoy jugando a poker (y, como casi siempre, perdiendo).

Al final, después de muchas horas, el domingo conseguimos acabar con la tercera temporada de “Lost” (que nos ha dejado con ganas de más). El maratón, valió la pena.

Y desde entonces el trabajo se ha llevado lo mejor de nosotros y sólo he tenido tiempo para hacer la mitad de las cosas que pensaba hacer. Han hecho mas amenos mis viajes hasta Levi’s City el sensacional “El mundo de los prodigios” de Robertson Davies. Sólo enturbia un poco el final de la novela la utilización por parte de Miguel Martínez-Lage (el traductor) de la palabra “regomello” (Según el Casares de mi abuelo que todavía me gusta utilizar: Preocupación). No discutiré la idoneidad de la utilización de la palabra, pero seguro que el traductor podía haber encontrado un sinónimo sin las connotaciones “chanantes” de regomello. Seguro que la carcajada no era lo que el autor (y con él, el traductor) buscaba provocar en el lector en ese momento.

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