18 febrero 2008

DIARIO DE UN OCIOSO
Sábado, 16 de febrero de 2008


Viernes noche. Me encuentro con María José en el Cardamon que, cuando llego, esté prácticamente vacío. Ideal para la cena tranquila que tenemos en mente. La comida (pakoras – buenísimas -, queso de cabra – un plato flojo- y curry de buey – un poco más fuerte de lo habitual, pero delicioso - acompañados con naan y papadums) resulta tan buena como siempre, pero el restaurante se llena a tope y el calor resulta algo desagradable. Tanto, que tenemos que tomar el café en la barra que, por suerte, está junto a la puerta. Con 3 cervezas, agua y cafés, la cuenta sube a 37 euros.

Paseamos por el Borne y, en el Ego, vemos los interesantes cuadros de Gloria Grau. Volvemos a casa con sensación de fin de semana, y sólo es viernes.

Sábado. Me levanto pronto después de haber dormido poco y mal y salgo con Cass a por los periódicos. No compro pan para el desayuno ya que la panificadora funciona a la perfección. Desayunamos leyendo los periódicos y después nos dedicamos a solucionar temas pendientes. Después de muchas dudas, nos decidimos a comprar un nuevo colchón. Cuando llegue a casa os contaré.

No apetece cocinar. Comemos en el japonés de la puerta de al lado que nos invita a probar el pez mantequilla.

Por la tarde se pasa por casa Gemma para que Liris, una golden de 3 años, conozca a Cass. Las dos no paran de jugar y da gusto verlas juntas.

una sala impresionante, al fondo un Tomás Gomez, a la izquierda el Isidre Manils
Tenemos una apretada agenda. Visita a la Fundación Suñol que ha cambiado su colección. En esta ocasión son obras realizadas entre 1970 y 2001. Ya desde la primera sala – donde hay un Zush, un impresionante Longobardi y un Antoni Abad que quita el hipo – vemos que vamos a disfrutar. La cantidad y calidad de las obras es impresionante: José María Sicilia, Tomas Gómez (que impresiona a María José), Isidre Manils (que me deja sin habla), Luís Gordillo, Antoni Tàpies, Miquel Barceló (“Le bal des pendus” que ya estaba presente en la anterior exposición), Josep Llimós, Jaume Plensa, una sala de esculturas , José Noquero, Herminio Molero...
La colección de Josep Suñol es impresionante y esta muestra vuelve a ser una de las mejores opciones para disfrutar del arte contemporáneo en nuestra ciudad.

Vuelta a casa, paseo con Cass y – casi sin pausa – nos acercamos al Turó para asistir al Minifestival.

Estamos aparcando cuando Jordi R. y Nuria – que tienen las entradas – nos dicen que llegarán un poco tarde. Aprovechamos para hacer una tapa en La Esquinica. Patatas bravas y longaniza de Aragón que nos dará fuerzas para los conciertos.

Cuando entramos en Les Basses, Paula Frazer está despidiéndose, lástima. El primer concierto – Chris and Carla – nos encanta. Tendré que desempolvar mis discos de The Walkabouts y recuperar lo que han hecho desde “Setting de Woods on fire” que es cuando les perdí la pista.
Contra todo pronóstico Chirs Brokaw nos aburre. Aprovechamos para salir ya que el auditorio de Les Basses es incómodo y hace mucho calor. Nuestra búsqueda de un bocadillo se convierte en una epopeya de dimensiones gigantescas. En cuatro bares nos dicen que no les queda pan. Vuelta al festival – donde los bocadillos también se han acabado - para ver las actuaciones de Dot Allison (no me gusta su pose afectada y no disfruto demasiado del concierto) y Damien Jurado (impresionante pese a los evidentes problemas de sonorización que ya se habían empezado a notar en el anterior concierto. Tengo ganas de volver a verlo en mejores condiciones, espero que sea pronto).

Tras la actuación, un bocata de fuet que nos traen Jordi y Nuria nos recupera un poco pero no hay fuerzas para más. El día ha sido intenso y muy divertido pero estamos muy cansados. El Minifestival tiene un cartel muy interesante pero las condiciones de comodidad deben mejorar.

Un paseo de madrugada por el barrio con Cass pone fin al largo día. Mañana hay que descansar.

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