05 febrero 2008

DIARIO DE UN OCIOSO
Domingo, 03 de febrero de 2008


Llevo días sin escribir. Esto hace que se acumulen las cosas que contar y que el tiempo que dedique a cada una de ellas sea menor.

La semana pasada mi dentista me obsequió con un bonito aparato que me acompaña durante todo el día. Espero que esta ortodoncia tardía no venga acompañada de acné. Vivir una segunda juventud es tentador, pero agradecería que sólo me tocara la parte positiva, los aparatos dentales, los granos y las primeras citas las dejo para otros.

Viernes. Se acaba la jornada en Levi Pants y María José recoge mis restos y los traslada a Graceland donde – con la ayuda de una cena a base de quesos (una selección de quesos andaluces que nos trajeron mis padres tras su periplo insersero) – intenta recuperarme.
Lo consigue.

Sábado. Dedicamos la mañana a pasearnos por centros comerciales y tanatorios. Sé que ninguna de las dos posibilidades parece tentadora pero, tras dedicar toda una mañana a ellas, todavía es peor de lo que parece.
Recuperamos fuerzas en un argentino del barrio que no habíamos visto hasta ahora (está escondido en un callejón infame y lo descubrimos en un paseo con Cass). El “Gauchito’s Grill” (Pasaje Jansana 6, l’Hospitalet de llobregat. 93 432 40 91) es pequeño, rústico y agradable. Decido hacer una parrillada. Para empezar chorizo criollo, morcilla y riñones (bien, sobretodo el criollo) acompañado todo por una ensalada. Después asado de tira (correcto), vacío (muy bueno) y entraña (no puedo más y renuncio a ella antes de que me la traigan). No es mejor que otros argentinos (para mi la mejor opción para comer carne sigue siendo el San Telmo) pero su sencillez y su favorable relación calidad-precio lo hace acreedor de alguna que otra visita cuando me asalta una necesidad cárnica.
Tras la comilona se impone una larga siesta.
Por la noche nos encontramos con Pablo (que ha venido de Thailandia), Iola, David, Emma y Jordi P. en El Mundial (Pl. Sant Agustí Vell, 1 Barcelona). Pese a no pedir demasiadas tapas (ni las mas caras de la carta) la cuenta sube más de 24 euros por persona. Excesivo para lo que obtenemos a cambio. Las decepciones se suceden en nuestras últimas visitas al Mundial pero la tradición es la tradición y seguro que volveremos.
Copas en The Black Horse para continuar hablando de fútbol y, poco, de Thailandia y otros asuntos que podrían parecer de mayor trascendencia para un ojo poco experto.

Domingo. Barriga revuelta, pereza inmensa, ausencia de resaca y vagancia. Tras sobrevivir todo el día en compañía de María José salgo a la hora de la cena para encontrarme con Jordi P. y Ramón. Un año más cumplimos con la tradición de reunirnos para disfrutar de la Superbowl. Primero, y para enfrentarnos a la noche con energía, cenamos en Pizza Paco (Allada Vermell, 11 Barcelona). Como media pizza de anchoas y media de guindillas (con pinta de cerveza y café 12 euros). Alimenticio y poco más.
Volvemos a The Black Horse para disfrutar del partido que resulta mejor de lo esperado y la victoria de los NY Giants en el último minuto (a falta de 35 segundos para el final) me alegra la noche.
La vuelta a casa – a altas horas de la madrugada – se convierte en lo peor de la noche.

Seguro que me dejo muchas cosas en el tintero. Pero el retraso era considerable y me he visto obligado a ofrecer una tarea de aliño.

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