05 noviembre 2007

DIARIO DE UN OCIOSO
Domingo, 04 de noviembre de 2007


Mañana tranquila escuchando a Rufus Wainwright para preparar el ánimo para el concierto de esta noche.

Cass y Lala en plena acción
A mediodía nos acercamos a casa de Mar y Román. También están Joan, Tere, Roger y Julia. Lala y Cass juegan sin parar (Lala no deja que Cass descanse ni un minuto). Da gusto verlas jugar así.
Después de una comida sensacional (alcachofas guisadas con sobrasada, atún y brochetas de fruta), un poco de sobremesa (animada por Cass y Lala) y vuelta a Graceland para dormir un poco.

Hace meses compramos nuestras entradas para el concierto de Rufus Wainwright en Barcelona. En un principio era en el Casino l’Aliança pero la demanda hizo que el concierto se desplazara a l’Auditori. Llegamos pronto ya que queremos asegurarnos un buen sitio (nuestras entradas no están numeradas) y la cola que encontramos nos asusta.

No importa. Esperamos pacientemente, entramos y conseguimos un buen sitio.

Permitirme que me salte por una vez el lenguaje políticamente correcto que suelo utilizar en este diario para decir que ayer asistí al PUTO CONCIERTO DEL AÑO.
Tuve oportunidad de ver a Rufus en su concierto del Summercase de hace dos años y disfruté mucho, pero en esa ocasión vino sin banda y no me esperaba lo que ayer me encontré.
Acompañado de toda su banda, Rufus abrió el concierto con una espectacular “Release the Stars” al que siguió otro de los grandes temas de su último álbum: “going to a town” esta vez con Rufus sentado al piano. Cuando toca toda la banda el engranaje impresiona por su potencia, cuando está sólo al piano Rufus conmueve (una sensacional versión de “Cigarette and Chocolate mik” a la que siguió un fabuloso “The art teacher” en su primera sentada al piano sin banda).
En la segunda parte del concierto (esta vez vestido de tirolés) Rufus Wainwright volvió a deslumbrarnos. Temas de todos sus trabajos, un par de canciones rescatadas de su concierto Judy Garland y un tema folk irlandés en el que, prescindiendo de la amplificación y de todo tipo de micrófono, volvió a sorprender a un público que a estas alturas ya no podía cerrar la boca.

En los bises, está vez vestido con un albornoz blanco, nos ofreció un “Poses” impresionante, un par de temas acompañado por su madre (de nuevo Judy Garland estuvo presente gracias a un “Over the Rainbow”) al piano y, como espectacular fin de fiesta, con tacones y vestido de Judy Garland nos ofreció, con toda su banda elegantemente ataviada haciendo la mejor coreografía que he visto en la última semana, un “C’mon get Happy” que puso la guinda a un concierto espectacular.

El Auditori puesto en pie y sonrisas en todas las bocas. Lo dicho, el PUTO CONCIERTO DEL AÑO. Rufus es genial, espectacular y divertido. Y yo estuve allí para verlo y hoy, muy contento, os lo cuento.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Yo también estuve en ese concierto. Comparto tu relato de los hechos pero no tanto el resultado.

Ese tipo es todo un artista, eso está claro. Canta muy bien y tiene un afinado sentido del humor y del espectáculo pero creo que abusa un poco de romanticismo y cierta grandilocuencia. Me divertí a ratos (el final, efectivamente, fue delirante) pero me aburrí más de lo deseable en algunos momentos.

En fin, supongo que se trata de una cuestión de gustos personales. He de decir que en disco me gustan algunas de sus cosas y me saturan o aburren otras. El concierto fue un fiel reflejo de esas impresiones. En cualquier caso me alegro de que conectaras con él y disfrutaras.