DIARIO DE UN OCIOSO
Jueves, 04 de octubre de 2007
Embriagado por los efluvios del Frenadol emprendo la redacción de un diario en el que la falta de cosas que explicar es el punto más destacado de la orden del día.
Entre estas dos fotos sólo hay unos cuantos días y un proceso de limpieza y restauración (para la abarca de la izquierda, la otra es nueva). Las abarcas son las mismas, pero la de la foto de abajo ha sido sometida por María José a un régimen de limpieza y rehidratación que le ha dado un aspecto más aceptable socialmente. No sé si las llevaré mucho todavía, la constante amenaza de lluvias torrenciales no me deja demasiado margen.
También María José es la culpable del único cuadro que cuelga sobre mi mesa. Lo ha hecho a partir de una frase de un libro y me gusta mucho (ahora quiero buscarle un marco para que luzca más).
El periódico La Vanguardia (curioso nombre para uno de los más rancios periódicos de este país) ha cambiado el formato esta semana. Creo que el cambio es bueno ya que era un periódico imposible de leer en el metro o el autobús debido a su formato gigante. Incluso era difícil de leer en una mesa de tamaño medio y, a la hora del desayuno, te obligaba a dejar la taza de café a una distancia incómoda. Ahora es más manejable.
Acabo este relato inconexo sobre nada (este diario hoy se parece un episodio de “Seinfeld”) con un agradecimiento. Alfonso ha encontrado estas gominolas picantes y se ha acordado de mí. Están buenísimas y realmente pican bastante.
04 octubre 2007
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