11 agosto 2006

DIARIO DE UN OCIOSO
Jueves, 10 de agosto de 2006


Vacaciones, días 12 y 13

Miércoles. Cansado, soñoliento y algo resacoso me levanto, sin casi haber dormido, ante las urgentes reclamaciones de Cass que exige su paseo matinal. Durante el resto del día intento – consiguiéndolo sólo a ratos – recuperar fuerzas. Lectura, un poco de tele (vemos un par de episodios de “Anatomía de Grey” y “Crash”) y mucho descanso.
Por la tarde hacemos un paréntesis en nuestra falta de actividad y nos acercamos al Caixaforum para disfrutar de las impresionantes esculturas de Henry Moore. Como pasa siempre con las exposiciones de escultura, la acumulación de obra impide un disfrute aún mayor. No obstante la exposición vale la pena.

Jueves. Con un día de recuperación – a ciertas edades – ya no es suficiente. Por la mañana sigo recuperando fuerzas (gracias a María José que se encarga de todo) hasta que tenemos que ir a buscar a la Yayi (mi abuela) para llevarla al banco. El motivo de la excursión es que en el banco tienen que comprobar periódicamente que mi abuela está viva (creo que es por el tema de la pensión). Que en el año 2006, con la tecnología que manejamos a diario, no exista otra solución más cómoda que obligar a una anciana – de 88 años y con la movilidad reducida – a desplazarse hasta una sucursal bancaria es una cosa que me sorprende. En fin, que a velocidad muñecas de famosa conseguimos llegar a la sucursal, saludar a la persona que atiende la taquilla y volvernos – al mismo paso cansino – a casa.
Mi madre nos recompensa con una comida buenísima: gazpacho, empanadillas, pasta de croquetas gratinada, berenjenas rebozadas y rape. Un festín que acaba con melocotones y helados.

Al salir, María José se va a comprar cosas y yo mientras voy al Fnac para comprar un regalo. Consigo salir sin comprar nada para mí pero al pasar por el quiosco no puedo resistir mas y acabo comprando el último “Zona de Obras”. Uno tiene resistencia pero no puede soportar todas las tentaciones.

Jordi R. quiere una web para su grupo. He pedido ayuda a Jordi P. – que en estos temas domina mucho mas que yo – y, juntos, intentaremos hacer algo que le lleve directamente al estrellato (o, como mínimo, algo majete). Le explico el proyecto – que no existe – y, cansados de tanto trabajo, nos vamos a reponer fuerzas con María José al Sakuraya (Aprestadora, 18 L’H. Tel. 934329021). Nos sentamos en la barra y disfrutamos de una cena deliciosa mientras el cocinero hace malabarismos con los cuchillos y las espátulas a pocos metros de nosotros. La comida esta buena y el espectáculo es genial. Volveremos seguro.
Nuestro barrio – y más en agosto – es un desierto en lo que a locales nocturnos se refiere. Vamos a casa y en el patio hacemos un par de cervezas. María José nos abandona y acabamos la noche haciendo unas cuantas partidas a diferentes juegos de lucha. Muchas risas, mamporros y sanos piques nos entretienen durante horas.
Una noche redonda.

No hay comentarios: