21 mayo 2006

DIARIO DE UN OCIOSO
Sábado, 20 de mayo de 2006


Viernes. Tras escribir cuatro líneas para este diario e intentar – sin éxito – contactar con mi proveedor de recreativas (de momento presunto proveedor ya que desde que cerramos el trato esta desaparecido), doy un largo paseo con Cass por mí – todavía nueva – ciudad. Gracias al paseo empiezo a conectar zonas de la ciudad que, hasta hoy, eran como piezas de un puzzle que hasta ahora se me antojaba complejo.
Llegamos a casa cansados – hemos caminado mucho – y mientras Cass se entrega al dulce abrazo de Morfeo salgo a comprar y preparo la comida mientras espero a María José.
Cuando llega tenemos el tiempo justo para comer y ver un poco de tele (estamos viendo por entregas “Piratas del Caribe. La maldición de la perla negra” para preparar el inminente estreno de la esperada segunda parte) antes de salir con destino hacia el centro de la ciudad vecina.
María José tiene cosas que hacer y, mientras la espero, decido callejear un rato por mi antiguo barrio. El Black Horse todavía está cerrado. Renuncio a su terraza y me acerco a una de las terrazas del Paseo del Borne. Leo mientras no puedo evitar escuchar la conversación – en la mesa contigua – de dos trabajadores del sector textil (a los que no conozco) que, a gritos, no paran de destacar lo buenos que son y lo malos que son los otros... lo común cuando dos trabajadores – de cualquier sector – nos reunimos para rajar analizar el sector en torno a una mesa plagada de cervezas.
El sol se esconde tras el edificio que hay frente a la terraza y empiezo a tener algo de frío. Es el momento de moverse. Dejo el diálogo de la mesa (que ha dejado de ser interesante por las muchas interrupciones telefónicas a las que son sometidos ambos contertulios), pago mi Coca-cola y sigo con el paseo.
El “Kan Kan” acaba de abrir. Saludo a Dani e interrumpo su rutina diaria mientras me tomo una cerveza y charlamos un poco. María José sigue sin llamar (he cogido su teléfono móvil para estar localiable), me despido de Dani (que supongo tiene trabajo) y sigo con el paseo. Cruzo el mercado y me establezco, ya definitivamente, en una mesa del “Cuines” con vistas privilegiadas al partidillo – todos contra todos – que se juega en la plaza de delante del mercado.

Ya con María José. Vuelta a casa. Descanso, paseo con Cass y cena en la charcutería-restaurante del barrio. Estoy cansado pero contento, el día ha sido muy intenso.

Sábado. Nos levantamos pronto (para ser sincero, yo me levanto un poco mas tarde ya que María José me ha dejado dormir un poco mas) y, con Cass, vamos a clase de “perritud”. Aprendemos mucho y, sobretodo, resolvemos las dudas que surgen en el día a día. Al principio no estaba muy seguro sobre este “master en perritud” –daba mucha pereza acudir cuatro sábados seguidos a primera hora de la mañana - pero ahora estoy muy contento de haberlo hecho.

Al salir de clase cogemos el coche y vamos al parque de la Oreneta. Largo paseo durante el que nos encontramos con un impresionante cachorro de terranova (1 año, 65 kilos) que, jugando con Cass, me llena de pies a cabeza de una sustancia hecha con babas y tierra a partes iguales y arranca el poste de madera en el que estaba atado. Dejamos al cachorro, a su ama y a los destrozos provocados y, mientras me limpio los restos de la batalla de mi ropa, seguimos nuestro paseo hasta el “Bellavista”.
Nos sentamos en una mesa apartada, pedimos las bebidas y esperamos a Roger y Clara. Hace sol y corre un vientecito agradable. La vista es estupenda , el lugar es uno de esos secretos que hay que compartir aunque eso suponga el final de su condición de secreto con las pérdida de alguna de las muchas virtudes que lo hacen especial. Lo disfrutaremos mientras podamos.
Llegan Roger y Clara y pedimos la comida. Comer al aire libre, en medio de la montaña con la vista sobre Barcelona que tenemos es fantástico. La comida está buena y el trato es muy amable. Volveremos pronto.
Mas rojos que al llegar – sobretodo yo, aunque María José no se puede quejar – volvemos a casa con el tiempo justo para hacer una siesta y acabar con “Piratas del Caribe”.
Por la noche vamos al teatro en Santa Coloma de Gramenet para disfrutar – muchísimo de “Adreça desconeguda”. El excelente texto de Kathrine Kressman Taylor, una buena dirección, una sencilla pero acertada escenografía, la música en directo y las actuaciones de Jordi Bosch y Ramon Madaula nos regalan un buen rato de teatro.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Un saludo desde Colombia! También andaba de ociosa visitando blogs y me topé con el tuyo. Me gustaron mucho tus relatos cortos ylos 100 chupitos. Sigue escribiendo para que los ociosos pasemos un buen rato leyendo lo que haces...y te dejé un comentario porque siempre es chevere(guey o guay como dicen en España) encontrar comentarios en el blog aunque no los esperemos...