22 enero 2006

DIARIO DE UN OCIOSO
Sábado, 21 de enero de 2006


Viernes. Desayuno con María José y, poco después de las 10, ya estamos en la puerta de Ikea. No hay demasiada gente y podemos pasear por los pasillos buscando tranquilamente nuevos muebles para Graceland. Al final conseguimos un nuevo mueble para la tele – hasta ahora estaba encima de un baúl -, una maceta y velas, muchas velas.
Desgraciadamente hoy es laborable y la ficción que hemos vivido hasta ahora se rompe cuando el inflexible horario de Levi Pants incide sobre nuestra felicidad.

Salgo horas después de Levi Pants con Jordi P. En el “Panyvino” (c/Consolat del Mar, 15 Tel. 932687776) nos encontramos con María José, Emma, Víctor y Laura.
Hace mucho que no veníamos al “Panyvino”, hace mucho que no salíamos los seis a cenar... y tenemos cosas que celebrar (Víctor tiene un nuevo trabajo).
La carta del restaurante ha cambiado (las pizzas han dejado espacio en la carta a mas entrantes, platos de pasta y carnes). Echaremos de menos las pizzas – eran deliciosas – pero, a cambio, la carta es ahora mas completa. Cenamos de miedo y en una imagen que parece sacada del pasado nos encontramos en el restaurante con Jordi R2 y Xavi L (este mismo encuentro era habitual ahora hace 10 años). Es nuestra primera visita al “Panyvino” este año, no será la última.
Al salir Víctor y Laura se retiran y los demás decidimos seguir recordando viejos tiempos con una copa en “The black horse” que también supone reencontrarse con viejos conocidos.
Jordi y yo –mostrando una vez mas la inconsciencia que nos caracteriza – continuaríamos haciendo copas pero el sentido común se impone y nos retiramos a una hora prudencial.

Sábado. Día de muchas perezas, siestas y pijamas. A mediodía consigo acercarme al supermercado del barrio para comprar comida y agua. Tras comer vuelve la dinámica de perezas, pijama y siestas. En una de ellas estoy cuando me llama David. En el estado de semiinconsciencia en el que estoy consigo entender que nos vienen a visitar.
Alarma. Despierto a María José. Nos duchamos. Nos vestimos. Convertimos el campo de batalla que es Graceland en este momento en un espacio agradable.
David, Iola y Ona llaman a la puerta poco después. Nos traen una tostadora ideal para Graceland.
Tomamos algo y, cuando se van, volvemos a la rutina del día (entre otras cosas

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