11 diciembre 2005

DIARIO DE UN OCIOSO
Sábado, 10 de diciembre de 2005


Miércoles noche. Al salir de Levi Pants me encuentro con María José, Amador y María en “La Esquinica”. La cola, como casi siempre, es impresionante. Pero por suerte María José ha llegado un poco antes y no tendremos que esperar mucho mas (cuando llego el mañico está llamando al 53 y nosotros tenemos el 64). El ambiente es el habitual y, ante el desfile de tapas y de simpatía que nos ofrecen, he de acallar las voces derrotistas que afirman que “ya no es lo mismo que antes”... si no te gusta, no vayas, panoli.
Continuamos la noche en un Pub ingles perdido en alguna calle del Eixample.

Jueves. Fiesta otra vez. No consigo sacarme el pijama en todo el día. En casa se está muy bien.

Sábado. La extraña semana está llegando a su fin. Después de un nuevo día de trabajo es el momento de disfrutar de un largo fin de semana. Aprovechamos para acabar de escribir las felicitaciones de navidad y para acercarnos a correos para enviar las primeras. Como cada año hemos puesto mucha ilusión y esperamos que sean recibidas con alegría.
Graceland, aunque presenta cada día un aspecto mejor, tiene todavía algunos déficit. La presencia de cables de corriente colgando por las paredes es uno de ellos, aunque ante las visitas lo justificamos aludiendo a extrañas corrientes decorativas de una modernidad fuera de toda duda. Habitualmente no cuela.
Tras cuatro meses de vivir aquí hemos decidido que ya va siendo hora de tener una luz en el baño. Nos acercamos a la casa de lámparas del barrio. Compramos dos apliques. Los colocamos. No nos gustan. Volvemos a la tienda. Los devolvemos. Compramos otro aplique, lo colocaremos mañana.

Estamos a punto de salir cuando recibimos la llamada de Jordi N. desde Almería. Me alegra tener noticias suyas. Se ha mudado, tendremos que reenviar la postal.
Por la noche cena en casa de Clara y Roger. También se apunta Toni. Hace mucho que no nos vemos y tenemos mucho que contarnos. Nos echábamos de menos pero el día a día, el trabajo y las respectivas casas nos han absorbido últimamente. Prometemos poner remedio.
Es muy tarde cuando volvemos a casa. Todavía queda un día de fiesta.

Por el camino he acabado de leer "Post Mortem" de Patricia Cornwell y empezado con "Glamourama" de Bret Easton Ellis, uno de esos libros que hace tiempo que tenía en lista pero que siempre aplazaba el momento de enfrentarme a él.

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