07 septiembre 2005

DIARIO DE UN OCIOSO
Domingo, 04 de septiembre de 2005


Sábado. Hace sol, desayunamos en el patio de Graceland y nos entregamos a la primera limpieza organizada de nuestra casa. Lo que en un tiempo se convertirá en una actividad tediosa y rutinaria es ahora agradable y en un par de horas algunos rincones de Graceland relucen. El sótano empieza a ser transitable y las cajas se acumulan sólo en los rincones.
Un estudio a fondo del catálogo de Ikea me confirma que la estantería “Expedit” ha sido diseñada por un enfermo de los LP’s y la convierte en objeto de deseo inmediato. En el Ikea que según la publicidad del año pasado de esta cadena nos toca (vivimos al lado) no la tienen. María José me salva de la depresión llevándome a Badalona donde, por suerte, si la tienen. Tengo tres cajas inmensas que contienen una estantería en la que ya me veo colocando mis viejos discos de vinilo pero la capacidad de nuestro coche es limitada. María José demuestra que el capital que hace unos años invirtió en la máquina de Tetris de los bares no fue un desperdicio. En unas cuantas maniobras insólitas consigue colocar las tres cajas, a mi y cerrar la puerta. En el camino, con el cuello doblado junto al techo del coche, no paro de acariciar mi tesoro.
María José se entrega, después de comer, al montaje de la estantería mientras yo descanso. El grito producido por el contacto entre el martillo y uno de los dedos de María José me despiertan de mi letargo y me obligan a echar una mano. Una hora después la “Expedit” luce en el sótano. No me resisto a llenarla, pero es mas grande de lo que parecía (1’85 x 1’85) y los LP’s sólo ocupan parte de su superficie. Los libros empiezan a abandonar sus cajas antes de lo previsto.
Al acabar estamos muertos. Necesitamos dormir.

Domingo. Nos levantamos pronto y seguimos llenando la nueva librería (vaciamos más de 15 cajas).
Los padres de María José vienen a comer. Aprovechan el viaje y nos traen una antigua mesa del abuelo de María José que montamos entre todos. También montamos nuestra vieja mesa en el sotano en lo que será nuestro despacho.
Una vez hecho todo el trabajo acudimos al proveedor oficial de Graceland en lo que a pollos a l’ast se refiere y nos aprovisionamos para comer en el patio. El patio, que a esta hora ya no tiene sol directo, favorece las largas sobremesas.
Ya solos nos regalamos una siesta gigante, vemos un par de episodios de Push Nevada y abrimos algunas cajas mas. Nuestra intención de ir a la vieja casa para traer las últimas cajas ha quedado en eso. Estamos muy cansados, ha sido un buen fin de semana.

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