24 agosto 2005

DIARIO DE UN OCIOSO
Martes, 23 de agosto de 2005


Hartos de cajas decidimos abandonar el ejercicio físico y nos entregamos a una sesión de hedonismo playero en el Club (que curiosamente, y contra todo pronóstico, está mucho menos lleno de lo que esperábamos). Sol, playa (osamos abandonar el privado santuario que supone el Club y nos adentramos en la arena de la playa para pasear y bañarnos) y lectura. Hemos abandonado el barrio pero seguimos gozando de alguna de sus muchas ventajas.

Por la noche, al salir de Levi Pants, empiezo mi accidentado - por las muchas obras que trepanan el suelo de la ciudad - regreso a casa. Cojo un bus que se pasea mucho más de lo deseado, bajo y cojo el metro, dejo el metro y cojo el último bus que me acerca a Graceland. A pasado una hora, estoy cansado.
Me recupero con una cena con María José, Yoli, Rafa, Víctor y Laura. Yoli y Rafa son vecinos y Víctor trabaja cerca de Graceland. Cenamos en la terraza y, cuando una vecina - la única que debemos tener - nos pone mala cara tras abrir su ventana, continuamos en el interior intentando no hacer tanto ruido.

No hay comentarios: