30 agosto 2005

DIARIO DE UN OCIOSO
Lunes, 29 de agosto de 2005


Las vacaciones acaban hoy para mucha gente. Entre todos los desafortunados se encuentra María José. Este año ninguno de los dos hemos podido disfrutar plenamente de ellas (demasiadas preocupaciones, obligaciones y trabajos) pero nos desquitaremos en cuanto tengamos oportunidad.
Vuelta a la rutina. En el metro hay mucha mas gente pero por suerte han acabado las obras y mis desplazamientos adquieren un poco de cordura.
En mi nuevo reproductor de mp3 suena el "supone Fonollosa" de Albert Pla.

DIARIO DE UN OCIOSO
Domingo, 28 de agosto de 2005


Nos levantamos pronto y preparamos la casa para la vistia familiar de hoy. Mis padres, mi tío Hernán y la Yayi vienen a ver Graceland. Bajo el brazo mi madre se trae unos calamares rellenos deliciosos que solucionan parte de la comida. La otra parte la pone un asador de pollos cercano que es el segundo establecimiento que alcanza el título de "proveedor oficial de Graceland" (el primero fué el chino "Jiu" y sus imprescindibles latas de Lychis).
Comemos en el patio y la sobremesa se alarga. Se está bien y creo que Graceland les gusta.
Llaman a la puerta. Salgo a abrir y me encuentro con una planta con patas (es una kentia giagante que nos regalan mis padres y las piernas corresponden al hombre que, oculto tras las hojas, la está cargando). La planta es preciosa y se suma a las que últimamente nos han regalado (Jordi y Nuria, Olivia y Roberto... Gracias a todos).
En nuestra vieja casa sólo teníamos una y no demasiado grande, de hecho desde que nos hemos mudado no ha parado de crecer.
Acabamos el día con una nueva visita a nuestra vieja casa y con un episodio de "Push. Nevada" (la nueva serie que nos ha atrapado).

DIARIO DE UN OCIOSO
Sábado, 27 de agosto de 2005


Viernes en Graceland y, pese a que el sótano - lleno de cajas - parece el decorado preparado para la escena final de "Ciudadano Kane", pese a la hora que empleo para desplazarme de Graceland a Levi Pants o viceversa - accidentado viaje cortesía de TMB (la entidad que regula el transporte en el area metropolitana de Barcelona) - y pese a que ya no vivimos en el centro de Barcelona, nuestra nueva casa nos encanta. El espacio, la luz... creo que hemos acertado.
Una casa, una buena casa se ha hecho para disfrutarla y para compartirla con los que quieres. María José se encarga de organizar la quinta cena en Graceland. Cuando llego - cansado pero contento (es viernes)- las luces están apagadas porque Martina está durmiendo en el comedor. En el patio están Olivia, Roberto y María José.
La temperatura es ideal, la sobremesa se alarga hasta que Martina se despierta.

Sábado. Despertar en Graceland, la luz entra en la habitación, es tarde pero no importa. Está nublado, mientras desayunamos decidimos aparcar la playa para una ocasión mejor y nos vamos a cazar muebles. Pero el plan alternativo también fracasa ya que el coto está cerrado por vacaciones. Improvisamos y acabamos en el Cosmocaixa. Durante algo más de cuatro horas competimos con un montón de niños (y casi siempre ganan ellos) en la carrera consistente en apretar el máximo número de botones en el mínimo tiempo posible. El museo es fabuloso y acabamos nuestra visita, tras zamparnos un bocata en la terraza, en el planetario.
Ya es casi de noche cuando llegamos a nuestra antigua casa para recoger los últimos trastos (todavía tenemos para un par de viajes más).
Hace un par de años el equipo del "Ugarit" de Gracia (el pequeño, nuestro restaurante libanes favorito) montó un "Ugarit" en un centro comercial de Cornellà.
Necesitamos recuperar fuerzas y nos decidimos a visitarlo. Oscar, Firas y el resto del equipo nos reciben con el cariño con el que siempre nos han tratado. El centro comercial es horroroso, no tengo palabras para describir la larga serie de despropositos que lo convierten en una zona intransitable, pero la comida es tan buena (incluso comparado con los otros Ugarit) que volveremos pronto.

24 agosto 2005

DIARIO DE UN OCIOSO
Martes, 23 de agosto de 2005


Hartos de cajas decidimos abandonar el ejercicio físico y nos entregamos a una sesión de hedonismo playero en el Club (que curiosamente, y contra todo pronóstico, está mucho menos lleno de lo que esperábamos). Sol, playa (osamos abandonar el privado santuario que supone el Club y nos adentramos en la arena de la playa para pasear y bañarnos) y lectura. Hemos abandonado el barrio pero seguimos gozando de alguna de sus muchas ventajas.

Por la noche, al salir de Levi Pants, empiezo mi accidentado - por las muchas obras que trepanan el suelo de la ciudad - regreso a casa. Cojo un bus que se pasea mucho más de lo deseado, bajo y cojo el metro, dejo el metro y cojo el último bus que me acerca a Graceland. A pasado una hora, estoy cansado.
Me recupero con una cena con María José, Yoli, Rafa, Víctor y Laura. Yoli y Rafa son vecinos y Víctor trabaja cerca de Graceland. Cenamos en la terraza y, cuando una vecina - la única que debemos tener - nos pone mala cara tras abrir su ventana, continuamos en el interior intentando no hacer tanto ruido.

23 agosto 2005

"Incluso en las peores circunstancias, la Tierra es un buen lugar para vivir"
Henry Robertson "Birdie" Bowers en una carta enviada a su casa.
Leído en "El peor viaje del mundo" de Apsley Cherry-Garrard.


DIARIO DE UN OCIOSO
Lunes, 22 de agosto de 2005


Poco a poco nos hacemos con la casa. Hoy nos visitan Lidu, Jose, Alejandro y Joana. Pedimos comida al Jiu y nos regalan una segunda lata de lychis que se incorpora a la colección que, poco a poco, estamos haciendo. A este ritmo, dentro de un año, tendremos en la despensa 104 latas, suficiente para hacer la fiesta del lychi en nuestra nueva ciudad.
Por la tarde vuelvo a Levi Pants, ahora con un horario razonable.

22 agosto 2005

DIARIO DE UN OCIOSO
Domingo, 21 de agosto de 2005


Viernes. Nos ha costado mucho sudor y muchos rollos de precinto encajar nuestra casa y, apenas 24 horas después de haberlo conseguido, empezamos a deshacer el trabajo hecho. La primera noche ha sido corta pero hemos descansado y – sobretodo – ya nos sentimos en casa.
Vamos hasta nuestro viejo piso y, pese a que todavía nos une un vínculo afectivo, ya no me siento en casa. Es un piso donde viví hace tiempo – ayer aún dormí aquí – pero mi casa está en otra ciudad.
Por la noche, cuando salgo de Levi Pants, ya es sábado.

Sábado. Desde hace unos minutos tengo 37 años. María José me espera en la puerta de Levi Pants y me lleva a cenar. En el “Ugarit” – ya pasa de la 1 de la madrugada – nos reciben con una sonrisa y nos hacen sentir como en casa. Cenamos y, sin fuerzas para más, volvemos a casa. Allí me esperan mis regalos: un reproductor de mp3 - en el que ahora mismo está sonando el “Soidemersol” de La Buena Vida-, una tabla de cortar para mi nueva cocina, un libro con los grabados de Goya, los cuatro Asterix que me faltaban y un cd. Muchas gracias.

Por primera vez en muchos días no es el despertador el que nos saca de la cama. No es tarde pero da gusto no preocuparse por parar el despertador. Por la mañana compramos para la cena de hoy y por la tarde adecentamos un poco la casa y deshacemos unas cuantas cajas.
Cena de cumpleaños con amigos (Jordi R., Nuria, Amador, María, Toni, Jordi P., Emma, Consol y Alberto nos acompañan). Mas regalos (entradas para ir a un concierto de Sisa, libros, complementos para la casa y el boli de los astronautas…).
El último regalo requiere una pequeña explicación: en uno de los mejores episodios de “Seinfeld” Jerry visita a sus padres en Florida y uno de los vecinos de sus padres le regala el boli “de los astronautas” que escribe incluso en condiciones de ausencia de gravedad. Habíamos hablado y hecho risas con el episodio varias veces y Jordi encontró que el boli era el regalo ideal para mí. No se equivocó, a parte de las risas y el buen rollo que consiguió, ahora puedo escribir este diario en el espacio, o bajo el agua, o en temperaturas extremas…
A las 4:30 conseguimos echar a los últimos. Por suerte aún no tenemos vecinos, la casa ha resistido bien el primer asalto de importancia.

Domingo. Descubrimos lo gustoso que es no hacer nada durante todo el día. Disfrutamos, sin obligaciones, por primera vez de Graceland.

19 agosto 2005

DIARIO DE UN OCIOSO
Jueves, 18 de agosto de 2005


Ha llegado el día. Nos levantamos pronto y, ante el difícil acceso a la cocina que las cajas han dejado, salimos a desayunar por el barrio. Las mejores opciones fallan – son las vacaciones y muchos bares están cerrados– y al final acabamos haciendo un bocata (tamaño familiar) en un bar cercano al mercado.
A las 9 hemos quedado con los de la empresa que nos hará la mudanza. El encargo lo hicimos por teléfono y no tenemos muy claro si aparecerán o no. Matamos el tiempo de espera con el deporte que nos ha mantenido activos durante los últimos días: hacer cajas.

Puntuales aparecen y empiezan a llevar las cajas al camión mientras nosotros seguimos rodeados de cartones. La actividad, durante las cuatro horas que tardan en cargar el camión, es incesante. Nosotros vamos de un lado a otro desorientados, sin saber que hacer, cerrando con el precinto, buscando nuevas cajas, decidiendo que se queda y que nos llevamos… al acabar estamos agotados pese a que todo el esfuerzo físico lo han hecho los tres trabajadores de la empresa de mudanzas: Jesús, Ernesto y Xavi. En el cajón del camión están todas nuestras cosas (metidas en 144 cajas) y los muebles que nos llevamos a Graceland.
En el momento de cerrar la puerta se escapan un par de lágrimas fugaces, pero la urgencia del momento no nos deja tiempo para despedirnos de nuestra – ahora ya antigua – casa. Hemos pasado 10 años increíbles entre sus paredes y siempre será nuestra primera casa.

Viaje a Graceland en moto con el camión de las mudanzas detrás. Comida en el patio de casa y después, como en una película puesta al revés, las cajas abandonan la caja del camión y empiezan a llenar el sótano de nuestra casa.
Tengo trabajo en Levi Pants y no me puedo quedar a ver el resultado.

Por la noche, cuando llego a casa, empiezo a disfrutar de nuestra nueva casa. María José ha conseguido convertirla en un hogar y cenamos por primera vez solos en Graceland. Empezamos a vivir una nueva aventura.

17 agosto 2005

DIARIO DE UN OCIOSO
Miércoles, 17 de agosto de 2005


Domingo noche. Jordi P. nos echa una mano con la mudanza y es recompensado con una cena (comida china del Jiú) en Graceland. La pausa en nuestra rutina se agradece y la compañía también. En el patio - una de las novedades que Graceland incorpora a nuestras vidas - se está muy bien. Es la segunda cena en la que - cada vez la sensación es mas fuerte - se está convirtiendo en nuestra nueva casa.

Lunes. Cajas, cajas y mas cajas. Mis últimas horas de vacaciones se convierten en una caza de cajas vacías por las calles de la ciudad, en viajes arriba y abajo, en un tetris en el que intento encajar lo imposible, en una mano atada a un precinto cerrando la penúltima caja por hoy. El número de cajas que se acumula en todos los rincones de la casa sigue creciendo y queda mucho para acabar.
Despido estas vacaciones extrañas con una cena con Consol y Alberto en su casa. Conocemos por fin a Clara - es muy guapa y está todo el rato riendo - y en la terraza nos ponemos al día tras mas de medio año sin vernos. Las mudanzas, las obras y las desgracias que ambas cosas conllevan (ellos hace poco que se han mudado)copan la mayoría de las conversaciones.

Martes. Ha llegado el día fatídico. Las vacaciones, tanto tiempo deseadas, se han acabado y hay que volver a Levi Pants. Mi nuevo horario (en teoría sólo ha de durar tres o cuatro días) me permite tener la mañana libre. La empleo en el negocio de las cajas en el que estoy a un paso de profesionalizarme.
Ya es miércoles cuando salgo de Levi Pants y me encuentro con María José que me espera en la puerta, sin ella, sin sus sonrisas y sus abrazos estos días hubieran sido mucho mas duros. No encontramos donde cenar, volvemos al paraiso de las cajas - antes nuestro hogar - y improvisamos una cena.

Miércoles. Estamos reventados. Cajas y mas cajas. Viajes. Ikea en busca de muebles. Viajes a Graceland. Cajas. Trabajo en Levi Pants...

14 agosto 2005

DIARIO DE UN OCIOSO
Domingo, 14 de agosto de 2005


Vacaciones, día 28
Cajas, cajas y mas cajas (65 y parece que no hemos empezado a vaciar las estanterías). Se acerca el día de la mudanza y nos rodea el caos mas absoluto. Pese al desorden y el cansancio estamos de buen humor.
Ayudan algunos extras como “Charlie y la fábrica de Chocolate” (justo lo que necesitábamos para recuperar fuerzas) y una comida en el “Ugarit Born” (como siempre muy buena).
No tengo tiempo para escribir mas... las cajas reclaman toda mi atención.

12 agosto 2005

DIARIO DE UN OCIOSO
Viernes, 12 de agosto de 2005


Vacaciones, días 25 y 26.
Días tristes. Al dolor de una amiga se le unen otras tristezas que ni siquiera una visita a Graceland consigue mitigar. Las vacaciones se acaban y las cajas de la mudanza se empiezan a acumular en las habitaciones (ya tenemos 12 pero parece que todo sigue igual de lleno que al empezar).

DIARIO DE UN OCIOSO
Miércoles, 10 de agosto de 2005


Vacaciones, día 24.
Me levanto pronto, aunque todavía está nublado ha dejado de llover. La playa se aleja del planning de actividades de hoy. Preparo el desayuno y desayunamos en el balcón. La calma sólo queda rota por el gallo del vecino (un clásico de la pesadez).
Subimos al club y jugamos un partido de tenis, un “21” y un corto peloteo en el frontón (hasta que cuelgo la tercera bola y decido que es el momento de recoger). El club me trae muchos recuerdos y aquí perdí muchos campeonatos e hice muy buenos amigos. Ahora está vacío casi siempre y es una lástima.

El sol ha salido y tenemos hambre de playa. Vamos a “La Conca” que, pese a que ya es tarde, está tan vacía como los otros días. Buceamos y leemos pero, de golpe, el cielo se tapa y empieza a llover. En unos segundos la playa se queda vacía. Sólo unos cuantos valientes resisten con la esperanza de que escampará pronto.

Justo antes de la lluvia la llamada de un amigo trae malas noticias (un petó molt fort).

Nuevos planes. Comemos en el “Refugi de Can Toni” (es el único restaurante que hay en la urbanización) y empezamos a recoger la casa.
una buena vista
Por la noche Neus y Andreu han organizado una improvisada cena. La vista de la bahía de S’Agaro que tienen desde su balcón me impresiona. La cena – en compañía de Anna, Jaume, Montse, Carles, Nuria, David F., Neus, Andreu y María José – tiene un regusto agridulce (sólo para mí) ya que sabe a final de verano, a despedida.

Después de cenar volvemos a Barcelona. Aún quedan unos días de vacaciones pero la sensación de final se agudiza.

DIARIO DE UN OCIOSO
Martes, 9 de agosto de 2005


Vacaciones, día 23.
De nuevo en la playa aunque hoy el tiempo no nos acompaña. Después de desayunar decidimos volver a casa.
Sant Feliu. Atasco en el paseo. Platja d’Aro. Colapso en todas las entradas y salidas... todos hemos pensado que hoy era el día ideal para hacer compras.
Siesta y playa. Buceando en “La Conca” nos cruzamos con un banco de peces. Es impresionante que te atraviese un río de peces sin que ninguno llegue a rozarte. A parte de este banco vemos muchísimos mas.
Por la noche llega la lluvia. ¿Se han acabado ya los días de playa?

DIARIO DE UN OCIOSO
Lunes, 8 de agosto de 2005


Nos levantamos pronto y – tras dos días de desayunos en la playa – devolvemos nuestros desayunos a su emplazamiento habitual. En el balcón vemos que el día se levanta nublado y ratificamos nuestra intención de ir a Girona para ver un par de tiendas de muebles. No encontramos nada que encaje en lo que buscamos.El dorado mar, un balcón con vistas
Comemos en “El Dorado mar” (c/President Irla, 15 Sant Feliu de Guíxols Tel. 972326286), como no hemos reservado no podemos disfrutar de una de las mesas que están junto al ventanal. La vista es igualmente excepcional.
Siesta. Playa. Cuando oscurece vamos a casa, nos duchamos y salimos de nuevo para dar una vuelta por Platja d’Aro. Gente comprando, gente bebiendo y gente comiendo sin parar... lo habitual a cualquier hora aquí.
Cena veraniega en el balcón y “MI” en la tele.

DIARIO DE UN OCIOSO
Domingo, 7 de agosto de 2005


Vacaciones, día 21.
Pese a que ayer apuramos la noche, conseguimos levantarnos pronto y arrastrarnos hasta “La Conca”. Nueva jornada de playa, nuevo día de auténticas vacaciones.
Cuando el sol empieza a apretar casi tanto como la gente que va llenando los pocos espacios vacíos que quedan en la arena dejamos la playa y nos tomamos un café en la “taverna del mar”.
De nuevo en casa. Siesta y lectura (he acabado “Amanecer con hormigas en la boca de Miguel Barroso – una buena novela negra ambientada en los últimos días de la Habana de Batista – y, para combatir el calor de una manera radical, he empezado a leer “El peor viaje del mundo” de Apsley Cherry-Garrard. También aprovecho para leer suplementos – “Cultura/s” y “Babelias” – acumulados durante los últimos meses y para los cuales por fin tengo tiempo).
Por la tarde María José me acompaña hasta la puerta de un cyber y aprovecho para poner al día un diario que, por falta de la tecnología necesaria, he abandonado mucho. Una hora después – sin aire acondicionado – salgo del local totalmente bañado en sudor.

Por la noche cruzamos la urbanización hasta casa de Anna, Jaume, Claudia y Martí. Ellos tienen el privilegio – siempre soñado y nunca hecho realidad – de vivir aquí. Claudia y Martí crecen – estoy seguro de ello – mas felices que si vivieran en Barcelona y las renuncias que los mayores hicieron al abandonar la ciudad les han sido compensadas con los beneficios (no sólo espirituales) que su residencia trae consigo.

Cenamos en la terraza, con unas vistas fantásticas, una cena deliciosa que Anna se ha sacado de la manga. Pese a que nuestras vidas son distintas – ellos viven en un pueblo, nosotros en la ciudad, ellos tienen hijos, nosotros no... – tenemos mucho en común. Lo pasamos bien en esta puesta al día mil veces pospuesta. Volvemos a casa paseando, vacaciones a lo grande.

07 agosto 2005

"Para leer todos los libros que se han publicado deberíamos vivir más de mil vidas. Y mil vidas es mucho tiempo ¿No te parece decepcionante?"
Juan Carlos Ortega. Leerlo todo. Cuestión de cálculo en El País, 6 de agosto de 2005.


DIARIO DE UN OCIOSO
Sábado 6 de agosto de 2005


Vacaciones, día 20
Me levanto pronto, preparo bocadillos, preparo café, despierto a María José y - tras engullir el café que nos permitirá seguir con los ojos abiertos - salimos con destino a "La Conca". Cuando llegamos, la playa está casi vacía.
Tubos, gafas y pies de pato... vemos un montón de peces, el agua está deliciosa y da gusto nadar.
Tras el baño disfrutamos del bocadillo y leemos al sol. Hay pocas cosas más incómodas que leer en la playa. No hay ninguna postura en la que realmente estés a gusto y - si hay un poco de viento - la lectura se puede convertir en un infierno. Sin embargo no me imagino una jornada de playa sin un libro (un libro ingrávido podría solucionar parte de los problemas pero desgraciadamente no todos).
Vuelta a casa. Siesta del carnero. Lectura.
Después de comer y de una nueva siesta decidimos salir a por un helado. Aprovechamos para comprar el vino para esta noche (tres botellas de Barbadillo bastarán).
En casa hace mucho calor, lo solucionamos con una visita relámpago a "Punta Prima". Se está mucho mejor que en casa y el agua está deliciosa.
Volver a casa después de la playa y ducharse es uno de los pequeños placeres que el verano trae consigo.

Preparados para la noche salimos con destino a Palamós. Allí nos esperan Nuria, Jordi R. y una cena con amigos.
Por el camino - no hay mal que por bien no venga - pillamos retenciones de tráfico amenizadas por una puesta de sol sensacional.
A la mesa somos cinco (también está Carlos), todo está riquísimo y las botellas de vino caen una tras otra.
Cuando acabamos la cuarta y ya no quedan cervezas - incluso hemos acabado con las sin alcohol - decidimos trasladar la fiesta a la playa de "la fosca".
La cerveza que tomamos en un tubo de plástico a la orilla del mar sabe a gloria y a adolescencia prorrogada.

DIARIO DE UN OCIOSO
Viernes, 5 de agosto de 2005


Vacaciones, día 19
Me despierto pronto. He dormido fatal. El ataque de un mosquito con instintos asesinos me ha desquiciado y no he parado de dar vueltas. María José no lo ha pasado mejor. Pese a la terrible noche estamos de un humor excelente.
Desayuno en el balcón y nos acercamos a la playa en coche. En "Punta Prima" ya hay gente - pese a la hora temprana - pero todavía hay mucho espacio en primera línea. Tomamos el sol - con el deseo de poder abandonar el tono lechoso que nos caracteriza -, leemos un rato y buceamos. Hacemos las primeras fotos submarinas pero la sencillez de la cámara no garantiza si el resultado será satisfactorio (como mínimo es divertido). La sensación de vacaciones aumenta cada minuto exponencialmente.
Ya de vuelta en casa leo "El País", hago el crucigrama y el Sudoku mientras hacemos tiempo para comer. En la revista de verano echo de menos el "Tinto de Verano" de Elvira Lindo y me consuelo con los artículos de Juan Carlos Ortega (que inauguró el lunes su columna diaria "Cuestión de cálculo" calculando que tardaría 12 años en llegar a la luna en el ascensor de su casa). Hoy calcula el precio de hablar con móvil durante toda una vida. El número de datos innecesarios que Ortega está añadiendo a mi larga colección de conocimientos inútiles puede convertirse en una de las constantes de este verano.
Nos acercamos a Sant Feliu de Guixols que está celebrando su fiesta mayor. Después de dar un montón de vueltas intentando aparcar conseguimos nuestro objetivo y nos dejamos impregnar por el olor del aceite mil veces requemado que sale de las churrerías y chiringuitos de la feria. En una caseta demostramos nuestra poca habilidad con un arma en el hombro y, pese a eso, nos regalan un oso de peluche rosa (tamaño mini).
Es pronto pero tenemos hambre. En S'Agaro cenamos en la terraza del "Pi de Sant Pol" (Avda Platja D'Aro. S'Agaro Tel. 972820353). Oscurece mientras cenamos. Al acabar damos un paseo y volvemos a casa. Estar de vacaciones es fantástico.

DIARIO DE UN OCIOSO
Jueves, 4 de agosto de 2005


Vacaciones, día 18
Llegamos a S'Agaro poco antes de la hora de comer. Dejamos atrás, en Barcelona, una mañana llena de trámites y de cajas de mudanzas - las primeras de muchas-. En casa nos esperan mis padres y la yayi. Juntos nos vamos a comer en "El Remei" (Ctra de Castell d'Aro a S'Agaro Tel. 972815076) ellos se despiden de las largas vacaciones que han pasado aquí, para nosotros la comida servirá de pistoletazo de salida.
La comida es buena, el local es agradable y tenemos muchas cosas que contarnos. Por desgracia no tenemos demasiado tiempo y después de una sobremesa corta mis padres nos dejan solos y vuelven a Barcelona. Somos los propietarios del castillo (en realidad un pequeño apartamento cargado de recuerdos y muy confortable).
Sacamos las tumbonas, las colocamos en el jardín y - a la sombra de un pino- leemos y escribo diario (en un pequeño cuaderno, la tecnología portatil no ha llegado a nuestra casa). El pino nos proporciona piñones, los partimos en la piedra de partirlos (ese ha sido su uso desde hace mas de 30 años) y nos comemos unos pocos (están buenísimos).
Ha llegado el momento de hacer la primera incursión en ese mundo paralelo de gente - muchísima - comprando y turistas sin camiseta que es Platja d'Aro. Siguiendo la máxima que dice "en Roma haz como los romanos" decidimos acercarnos a un centro comercial y nos hacemos con unos pies de pato, gafas de buceo y una cámara para hacer fotos bajo el agua.
El hecho de consumir nos acerca a la gente que nos rodea y nos hace menos bárbaros, hoy somos dos romanos mas.
Vuelta a casa. Hoy toca ver "Perdidos", en casa - muy lejos - el video trabaja para nosotros grabando "24".

04 agosto 2005

DIARIO DE UN OCIOSO
Miércoles, 3 de agosto de 2005


Vacaciones, días 16 y 17.
Martes. Tras muchas visitas, algunos desengaños y con un poco de pena firmamos las arras que garantizan la venta de nuestra casa en septiembre. De nuevo los sentimientos son contradictorios. Se une al alivio por cerrar un periodo que no será recordado como especialmente grato, una pena por tener que abandonar una casa en la que durante los últimos diez años hemos sido muy felices. Aquí hemos aprendido a vivir juntos, aquí hemos compartido muchas cosas.
Tras firmar empiezo a llamar a las inmobiliarias que han gestionado la venta, a descolgar anuncios en portales inmobiliarios.
Jordi P. se pasa por casa, hacemos una cerveza con María José y Jordi y yo salimos a comer por el barrio. Comemos en el “Origen 99’9%” (c/Vidrieria, 6-8 Tel. 933107531). Pese a algunos problemas (mesas demasiado juntas, espera entre platos larga, cierta incomodidad) la comida está muy buena y comemos bien. Las terrazas del barrio están a tope, decidimos pasarnos por el “Kan Kan” y hacemos un par de cervezas en compañía de Dani mientras una tormenta nos deja un rato incomunicados.
Por la noche, con María José, llegamos a Graceland. Yoli y Rafa nos esperan en la puerta. Les enseñamos nuestra nueva casa y salimos a cenar por el barrio.
El “Piripipao” (c/Arquitectura, 20 L’Hospitalet de Llobregat. Tel. 934317344) es un restaurante que no promete demasiado. Está muy lleno, es algo ruidoso y tiene aspecto de cafetería. Pero cuando llega la comida mis temores se disipan. Las tapas son buenísimas y los segundos son todavía mejores.
Comemos, bebemos, hablamos y reímos. Nos lo pasamos muy bien.

Miércoles. Tiendas de muebles, de electrodomésticos, presupuestos, arreglos en Graceland... es necesario, pero lo pasamos bien. Nos queda tiempo para la tele (un episodio tras otro de la séptima temporada de “Friends”), para siestas y para leer un rato (debido a su incómodo volumen he dejado aparcado “Blonde” y he empezado “Amanecer con hormigas en la boca)”.

01 agosto 2005

DIARIO DE UN OCIOSO
Lunes, 01 de agosto de 2005


Vacaciones, día 15.
El inicio de las vacaciones de María José unido a un descenso en las actividades relacionadas con la venta del piso ha significado un poco de aire fresco, un respiro en la rutina en la que últimamente había caído.
Se agradece, las vacaciones ahora lo parecen mas. Hago un rápido repaso a estos últimos días en los que el ocio no me ha dejado tiempo para escribir este diario.

Viernes. Tras una mañana de trámites relacionados con el piso por fin estamos los dos de vacaciones. Hay que aprovechar. Subimos a Alella, cogemos el coche prestado y con él nos metemos en el parking de un gran centro comercial que está cercano a Graceland. Nuestra misión es comprar una mesa de jardín (la más económica que encontremos) donde poder hacer la primera cena en casa. Los pasillos del centro comercial – como dice Jordi P. – son clavaditos a los de las mas lujosas estaciones del metro de Moscú. Conseguimos llegar al supermercado, cargamos cervezas y otras bebidas, cargamos la mesa, cargamos seis sillas y volamos hacia la salida. Nuestro primer encuentro con el centro comercial se ha saldado, una vez superados los miedos iniciales, sin bajas.
Cenamos por primera vez en casa, nos acompañan Jordi R. y Nuria. En el patio se está bien, espero que sea la primera de muchas.

Sábado. Nos levantamos pronto y bajamos con la moto hasta el Club. Estamos un rato al sol pero al final tenemos que correr para refugiarnos de la intensa lluvia que desaloja media playa. El esfuerzo nos ha dejado exhaustos, nos regalamos una larga siesta.
Por la tarde, y tras un paseo por el barrio buscando un bus que nos acerque a Graceland, acabamos cogiendo un Taxi. Cena con José María y Mónica en el “Restaurante Hanoi” (plaça Dr. Letamendi, 27 Tel. 934515686). Seguimos con un par de copas en un bar cercano.

Domingo. Tras nuestra sesión de Club (hoy sin lluvia) leemos el periódico en un chiringuito de la playa. Música (muy agradable pero un poco fuerte) y un espacio cuidado nos alejan de aquellos chiringuitos de mayonesa asesina de hace unos años. Como el chiringuito está junto al club volveremos seguro otro día. Vuelta a casa y siestas.
Por la tarde nos acercamos a los Icaria. Vemos “La guerra de los mundos” (los efectos especiales son muy buenos... pero cuando lo primero que destacas de una película es eso... malo). Volvemos a casa caminando, ha refrescado y pasear mientras oscurece es una gozada. Mis días empiezan a parecer vacaciones.