25 abril 2005

“No creo que fuera chatarra cósmica”
Anónimo. Conversación robada en la terraza del Hostal La Torre. 23 de abril de 2005


DIARIO DE UN OCIOSO
Sábado, 23 de abril de 2005


Suena el despertador, lo paro, me levanto y – antes de entrar en la ducha – enciendo la radio. No encuentro las noticias que suelen acompañar mis madrugones y en su lugar escucho a Mara Torres y su “Hablar por hablar”. Son las 3:30 de la madrugada.
María José también se levanta y, venciendo el sueño que nos domina, conseguimos salir a la calle.
Mientras esperamos un taxi que no llega vemos pasar noctámbulos derrotados, fiestas portátiles, fines de noche con pocas alegrías, caras resplandecientes de felicidad, pasos vacilantes sin rumbo fijo... nosotros estamos ahí, en medio de un mundo que hoy nos es ajeno, mirando con ojos de extraño, viendo lo que normalmente – por estar inmersos en la “acción” somos incapaces de ver.

Al final llega el taxi que los lleva al aeropuerto. Hoy es Sant Jordi (felicidades a los muchos que suelen aparecer en este diario) y en el mostrador de “Vueling” nos regalan una rosa y un libro (“Cuentos de los Mares del Sur” de Stevenson). “Vueling”, la compañía que hoy nos llevará a Ibiza, cada día me gusta más: son baratos, eficientes, amables y puntuales, volar con ellos es muy fácil.

Llegamos a Ibiza a la hora prevista (poco antes de las 7 de la mañana) y recogemos el coche de alquiler: un cantón Ford Fiesta de color verde pistacho. El coche tiene reproductor de cd’s y hemos venido preparados, nuestros recorridos por la isla tendrán banda sonora propia. Los Hermanos Dalton, La Buena Vida, Randy Travis con Clint Eastwood, Sergio Makarof, Los Flechazos, Elvis, Cooper, Sinatra, Radio Futura, Ismael Serrano, Los Delinqüentes, Kiko Veneno, Bebo Valdes y “El Cigala”, Henry Salvador, El Niño Gusano, Ataque 77, Cielo, Aidan Bartley, Tino Casal, Bebe, Le mans, Los Secretos, Catherine, The Divine Comedy... serán nuestros compañeros de viaje.

puerto de Eivissa
Vemos salir el sol desde la parte alta de Eivissa y después tomamos un café en una cafetería.
Vamos hasta Sant Antoni y visitamos el mercado. María José consigue unas abarcas rojas y yo una bolsa de deliciosas aceitunas.
En la terraza de la “Cantina Portmany” hacemos una cervecita. El sol empieza a apretar y sólo son las 9:30 (pero hace ya seis horas que nos hemos levantado). Nuestro reloj biológico está agradablemente desajustado y, a la hora del desayuno, apetece un aperitivo. Leo “Los amigos del crimen perfecto” de Andrés Trapiello y escribo un rato.
San Rafel, Santa Eularia, Cala Llonga, cervecita frente al mar y vuelta al coche. Carreteras bordeadas por árboles, canciones cantadas a dos voces... las vacaciones vuelven a asomar su placentera y añorada rutina.

En Sant Rafel paramos para comer en “Es Tancó” (Av. De Isidoro Macabich, 9 Tel. 971198599). Calamares, fiduà... todo muy bueno.

Las muchas horas que llevamos en pié empiezan a pasar factura, necesitamos descansar.
Hostal La Torre Hemos reservado habitación en el Hostal La Torre. (Urb. Cap Negret, 25. Sant Antoni de Portmany. Tel. 971342271). El Hostal es fabuloso. Ubicado sobre un acantilado, frente al mar, tiene dos terrazas impresionantes. Buena música, amabilidad, estaremos mejor que en casa. Desde la habitación (es sencilla pero bonita) vemos el mar, el sueño nos vence...

Me despierto, María José seguirá descansando un ratito más y mientras yo bajo hasta la terraza. Elijo mesa frente al mar y escribo un rato – suena la “Penguin Café Orchestra” – mientras disfruto del mar, del calor del sol, de este momento de vacaciones.
La ciudad empequeñece en el retrovisor – cada vez más rápido – hasta que al final se pierde en el horizonte.
El sol baja, María José se une a mi bienestar, nos rodean conversaciones imposibles protagonizadas por mentes seriamente dañadas por el abusivo y continuado consumo de drogas de todo tipo durante los últimos 30 años (hablan de meteoros, de la vida, del horóscopo... y todo está mezclado). puesta del sol desde el Hostal La Torre

Estar aquí es toda una experiencia. Decidimos continuar viviéndola hasta que el sol se ponga a ritmo de chill out. Al final las nubes nos roban la espectacular puesta del sol que nos habíamos prometido. No importa. Cenamos en el comedor, delante del mar, y hablamos con Pere que nos cuenta historias de la isla y nos deja un libro con fotos que nos animan a mañana hacer un poco mas de turismo.
Nos vamos a dormir pronto. El día ha sido larguísimo.