06 abril 2005

DIARIO DE UN OCIOSO
Domingo, 3 de abril de 2005


Me despierto, miro por la ventana y veo – con regocijo – que hoy nos acompañará el buen tiempo. Bajamos a desayunar y nos dejamos llevar por las muchas maravillas que desde la pasarela panorámicanos ofrece el buffet del hotel. Anne nos ayuda a elegir nuestro destino de hoy. Con el tren nos acercamos a Neguri y paseamos junto al mar hasta el viejo “puente trasbordador” (una maravilla de la ingeniería) que nos cruza hasta Portugalete. Subimos a la pasarela panorámica (la vista vale la pena) y después paseamos hasta Santurce. Nuestro pies dicen basta y un barco nos cruza al otro lado de la Ría. En la playa de Ereaga la gente toma el sol de espaldas al mar. Acostumbrados a lo contrario la situación es muy extraña (yo siempre he tomado el sol con los ojos fijos en el azul del mar y darle la espalda se me hace muy difícil). En la privilegiada terraza del bar “la Ola” (Playa de Ereaga Tel. 944601568) tomamos un par de tapas que nos servirán de comida y leemos el periódico (hoy más voluminoso que de costumbre debido al suplemento especial Juan Pablo II que hace meses estaban preparados para publicar). Hace sol y la temperatura es de más de 25º, no es lo que esperábamos encontrar pero el cambio no decepciona en absoluto. Cruzamos las empinadas calles del puerto viejo de Algorta y volvemos al hotel. Necesitamos una larga siesta para recuperar las fuerzas agotadas en los largos paseos de la mañana.
Guggenheim de noche restaurante Abaroa
Es casi la hora de cenar cuando volvemos a la calle. Cenamos en el Abaroa (Plaza del Museo, 3 Tel. 944249107) y nos despedimos del Guggenheim donde la instalación de Yamagata llena de reflejos el cielo de Bilbao. Junto al museo un videomatón permite enviar un mensaje (con video y audio) por email. No nos podemos resistir y probamos el invento (1 euro). Antes de volver al hotel en tranvía hacemos unas cuantas fotos nocturnas. Un paquete de Marlboro se convierte en nuestro improvisado trípode.

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