20 marzo 2005

DIARIO DE UN OCIOSO
Viernes, 18 de marzo de 2005


En el viaje de metro que me aleja de la ciudad vecina he dejado el residuo que la semana laboral ha adherido a mi cuerpo, es el momento de empezar a disfrutar de un largo – espero – fin de semana.
Llego al “Panyvino” poco después de las 11. En la mesa redonda que está junto a la gran cristalera me esperan María José, Eli y Cesc. Cenamos (la pizza buenísima como siempre), hablamos mucho y nos contamos historias. Pese a la desconexión que supone una cena con gente a la que quieres no consigo alejarme del todo del mundo laboral: en el restaurante me encuentro con Mireia que era la encargada del almacén de la primera manufacturera de pantalones para la que trabajé y, poco después de salir, cuando vamos en búsqueda de una copa me encuentro con Quim con el que trabajé en la empresa de pantalones que me echo hace poco más de un año. Pese al recuerdo que ambos suponen del mundo laboral me gusta encontrarme con ellos y comentar – aunque sólo sea por un momento – como nos va todo.
Copa en “The Black Horse” (hoy ya libre de la invasión de las tropas irlandesas que ayer lo ocuparon) y vuelta a casa.

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