17 marzo 2005

DIARIO DE UN OCIOSO
Miércoles, 16 de marzo de 2005


Sube la temperatura. El ocioso empieza a disfrutar de tardes de sol dorado en las que callejea sin rumbo fijo. Tardes de paseo en las que un escaparate, un fragmento de conversación captado al azar o un edificio en el que no había reparado antes, captan su atención. El tiempo se alarga al ritmo que el sol marca. Con la llegada de la noche hay que volver a casa. Durante el viaje, el ocioso lee (“La tentación de lo imposible” de Mario Vargas Llosa), o mira por la ventana, o no hace nada.
Ya en el barrio queda tiempo para una última compra apresurada mientras las tiendas empiezan a cerrar. En casa es hora de preparar la cena (o dejarse preparar la cena) y compartir los mejores momentos del día (también los peores) con María José. Aún queda tiempo para unos cuantos capítulos de “Senfield”, el día ha valido la pena.

No hay comentarios: