13 febrero 2005

EL CURIOSO INCIDENTE DEL PERRO A MEDIANOCHE
MARC HADDON

Christopher Boone tiene 15 años. Le gustan las matemáticas y las ciencias, hacer listas, los gráficos y el color rojo. Es capaz de recitar los números primos hasta el 7507 y odia los colores amarillo y marrón. Christopher, que tiene problemas de relación con las personas y no ha ido solo nunca más allá de la tienda de la esquina, emprenderá una investigación tras el asesinato de Wellington, el perro de su vecina.
“El curioso incidente del perro a medianoche” es un libro delicioso en el que Christopher nos cuenta sus avances detectivescos mientras que, paralelamente a su investigación, descubre que el mundo que le rodea está lleno de contradicciones y no es tal y como el creía. El libro de Marc Haddon es sorprendente, divertido y se lee de un tirón. No se si algún día me volveré a encontrar a Christopher protagonizando algún otro complicado caso, pero me encantaría poder volver a disfrutar de su compañía y de su particular visión del mundo.


DIARIO DE UN OCIOSO
Sábado, 12 de febrero de 2005


Suena el despertador inusualmente pronto – hoy es sábado- y María José y yo – ambos con una cara de sueño tamaño familiar – nos levantamos y conseguimos – tras un reparador desayuno – ponernos en marcha.
Cogemos el tren hasta El Masnou. En la estación nos esperan Pepe y Lidu que nos dejan su coche con el depósito lleno, dos latas de Coca-cola light y una más que generosa ración de jamón.
Llegamos a Palamós y nos dirigimos a “la Fosca”. “La Fosca” es una playa que, pese a que está rodeada de construcciones, conserva mucho encanto ya que se salvó de la especulación urbanística salvaje que asoló toda la costa catalana durante los años 70. He reservado habitación en el “Hostal la Fosca” (Passeig de la Fosca, 24 Tel. 972601071). Situado a pie de playa es un hostal sencillo pero limpio y agradable (el hecho de que nuestra habitación tenga un balcón con unas vistas privilegiadas a toda la bahía eliminan cualquier pero que las sencillas instalaciones del hostal puedan sugerir).
Ha llegado el momento de abrir las Coca-colas , preparar el jamón y disfrutar (en nuestra fantástica atalaya) del arrullo del mar, del sol y de las excelentes vistas mientras leemos un rato (estoy leyendo “Pompeya” de Robert Harris). En el “Babelia” encuentro un artículo sobre la retrospectiva de Yves Klein que se acaba de inaugurar en el Guggenheim. Hace unos años tuve la oportunidad de ver otra retrospectiva (en el Reina Sofía) de su obra y me impactó. No se descarta una visita a Bilbao en los próximos meses para ver la exposición y visitar por fin el Museo.
Ahítos de mar y de sol nos acercamos al pueblo, encargamos un par de pasteles (hoy Jordi R. nos ha invitado a cenar en su casa para celebrar su cumpleaños) y volvemos al Hostal para comer. El menú está muy bien y las impresionantes vistas acompañan nuestra comida.
Siesta. Antes de dormirme levanto la cabeza y veo la playa. Al despertarme compruebo con alivio que la playa – desierta – sigue estando allí. Son las seis y empieza a oscurecer. Hora de levantarse.
Pasamos a recoger los pasteles y nos encontramos con “Pez” que va hacia casa de Jordi. Juntos, llegamos a casa de Jordi y Nuria. “Goti” ya ha llegado y la nevera – llena a rebosar de quintos de cerveza- ya ha sufrido los primeros ataques. Es la segunda vez que nos encontramos para celebrar el cumpleaños de Jordi en Palamós, espero que se convierta en tradición. En algún momento de la tarde – entre la tercera y la cuarta cerveza en un cálculo aproximado– aparecen Pep (al que a partir de hoy también conoceremos como “Mimote”) y Carlos y, poco después, la comida ya está lista y podemos empezar a cenar. Jordi vuelve a demostrar que sus habilidades culinarias no paran de crecer y prepara un generoso surtido de fritos y revueltos y – cuando ya no nos cabe nada – un sensacional “estofado de buey al vino de alta graduación”.
La sobremesa se llena de discusiones y conversaciones imposibles (series de televisión, fenómenos paranormales, filosofía de bar – “Goti” es una verdadera eminencia en la materia-, música, ciencia, cine, restaurantes, la salud del “papa”, gastronomía, Jordi Hurtado, fútbol (Nuria ha conseguido – pese a nuestro voluntario aislamiento – saber el resultado del Zaragoza – Barça), religión, anécdotas propias y ajenas...).
Somos los primeros en retirarnos. “La Fosca” hace honor a su nombre y nos acoge con un impresionante cielo estrellado. Demasiada comida y bebida, duermo mal.

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