02 febrero 2005

DIARIO DE UN OCIOSO
Martes, 1 de febrero de 2005


Siempre he pensado que yo era un tío “fuertote”. Pero la cruda realidad – constatada por mi traumatólogo habitual - es que tengo menos musculatura que “Hello Kitty”. Para solucionar el problema tengo que ir – como si fuera un delincuente habitual – a sesiones de rehabilitación.
La primera sesión resulta una inmersión en un mundo nuevo lleno de sorpresas. Tras un montón de tramites burocráticos que ponen a prueba los nervios más templados, llego a una sala donde hay unos cuantos pacientes realizando todo tipo de actividades extrañas. El aspecto de la sala y los movimientos repetitivos de los pacientes me fascinan y me recuerdan escenas de “Alguien voló sobre el nido del cuco”.
En primer plano, un hombre que sube una gran pelota de colores con sus pies le añade a la escena un toque circense que no me tranquiliza en absoluto. La señora que se golpea el antebrazo de manera repetida contra una espaldera me hace temer lo peor.
Aparece el monitor (no parece agresivo) y me enseña los ejercicios que tengo que hacer para ponerme como Schwarzenegger. Pienso que jamás volveré a salir de aquí pero, cuando acabo los ejercicios (no tan duros como era de esperar), salgo en libertad.

El resto de mis días está marcado por los extraños horarios a los que la dirección delegada de Levi Pants me está sometiendo. El ocio volverá pronto. O eso espero.

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