15 enero 2005

DIARIO DE UN OCIOSO
Viernes, 14 de enero de 2005


Estoy en el primer sueño (potenciado por la generosa ingestión de derivados de la uva y de la cebada que he protagonizado hace unas horas) cuando María José me despierta. Desayunamos y, cuando marcha al trabajo, vuelvo a la cama para empezar a vivir mi último día de vacaciones.
Unas horas después – y, todo hay que decirlo, en un estado mucho mejor que el presentado a primera hora de la mañana – me levanto por segunda vez y entrego mi vida al ordenador (escribo el diario, pongo al día el correo y juego al “heroes of might and magic”).
Jordi R3 – creo que es su primera aparición en este diario – se dedica al negocio inmobiliario y nos ha encontrado un piso que cree que nos puede gustar. Con María José nos acercamos a una ciudad vecina – no la misma en la que trabajo – para que Jordi nos enseñe el piso. El piso es muy grande (el doble de metros que nuestro actual piso), está bien pensado y tiene encanto. Nos gusta mucho (Jordi tiene razón al pensar que es ideal para nosotros) pero tenemos que estudiar el tema (desde el primer momento hemos vistos puntos a favor y puntos en contra).
Volvemos a casa sin parar de hablar del piso, mirando los planos, haciendo planes, soñando, deshaciendo los planes y volviéndolos a hacer.
Contárselo a alguien nos ayudará a poner nuestras ideas en claro. Llamamos a Jordi R2 y nos vamos a cenar al “Panyvino”. Durante la cena – tan buena como siempre – aparecen de nuevo los planos y con el café la decisión está tomada. No tenemos nuevo piso (aunque este se acerca bastante a lo que queremos), seguiremos buscando.
Copa en el Borneo y con las ideas más claras (gracias Jordi’s) volvemos a casa.

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