21 enero 2005

DIARIO DE UN OCIOSO
Jueves, 20 de enero de 2005


Pese a que mi vida suele transcurrir con tranquilidad – no exenta de cierta inconsciencia – hay ciertas contradicciones que me producen desazón.
Una de esas contradicciones se produce cuando me pongo a escribir este diario y lo que tengo que contar es una paradoja del título genérico bajo el que se va a englobar. Esto ocurre con frecuencia, con demasiada frecuencia. Me encuentro, una vez más, perdido en el oscuro mundo del “No-ocio”. Un yermo en el que nada florece, un mundo de tinieblas en el que nada brilla, un rincón tenebroso en el que no suelen haber historias alegres que contar.
Atrapado entre unos horarios desquiciantes (diseñados sin duda por un fanático de la teoría del caos) y las múltiples normas burocráticas que nos vemos obligados a seguir (dignas del peor estado soviético) me he convertido en un hábil artesano de los puzzles del tiempo. He hecho encajes de bolillo para poder llegar a todo lo que tenía que hacer y ha quedado poco tiempo para disfrutar.
Los desayunos y las noches con María José, un poco de lectura y el visionado de Friends (se acabo la quinta temporada, se aceptan préstamos y/o donaciones de la sexta) se han convertido en los únicos momentos brillantes de los últimos días. Por suerte se acerca el fin de semana.

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