25 enero 2005

DIARIO DE UN OCIOSO
Domingo, 23 de enero de 2005


Ilusionados con el día de sol decidimos, después de desayunar copiosamente, bajar caminando hasta el club para entregarnos a la holganza absoluta bañados por los cálidos rayos del sol. Inauguramos, con este poco solemne acto, la temporada playera 2005 y, en un exceso de confianza, nos quitamos la ropa ilusionados por la sensación de verano que nos rodea. Pero la realidad nos confirma que nuestras esperanzas son vanas y que el invierno – con sus rigurosas temperaturas – sigue instalado en nuestro barrio (y según informan, con una sonrisa no disimulada los hombres del tiempo, la cosa todavía empeorará los próximos días). De nuevo púdicamente cubiertos, nos entregamos a la lectura del periódico dominical – que cada día pesa más – y a la relajante visión del mar. No ha llegado el verano pero esto se le acerca bastante.
Vuelta a casa y tarde de domingo con todos aquellos “extras” que se le suponen: siestas, visionado de series, una buena película, actividades ociosas...

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