31 diciembre 2004

“- No soy de los que se privan de una buena copa o un buen plato. Y tampoco privaría de ellos a ningún otro ser humano. El amor a la vida es una pasión muy fuerte, y siempre he procurado seguir ese impulso, incluso en cosas tan triviales como el comer y el beber. (...) - También me ha tocado mi ración de miedo, no crea. Pero la utilizo para amar la vida con más intensidad aún”
Alberto Manguel. Stevenson bajo las palmeras. Madrid, 2003.


DIARIO DE UN OCIOSO
Viernes, 31 de diciembre de 2004


Añado a la lista de recomendaciones de ayer un par de libros: “Vecinos” de Jan T. Gross (un ensayo sobre la responsabilidad del pueblo polaco en la aniquilación de sus compatriotas judíos) y “Stevenson bajo las palmeras” (una pequeña novela de Alberto Manguel que me está acompañando durante las últimas horas del año).
Esto se acaba. Feliz año.

30 diciembre 2004

“Capítulo 1: Un dogma desastroso

"Seamos perezosos en todo, excepto en amar y en beber, excepto en ser perezosos" Lessing

Una extraña pasión invade a las clases obreras de los países en que reina la civilización capitalista; una pasión que en la sociedad moderna tiene por consecuencia las miserias individuales y sociales que desde hace dos siglos torturan a la triste Humanidad. Esa pasión es el amor al trabajo, el furibundo frenesí del trabajo, llevado hasta el agotamiento de las fuerzas vitales del individuo y su progenitura. En vez de reaccionar contra esta aberración mental, los curas, los economistas y los moralistas han sacrosantificado el trabajo. “
Paul Lafargue. El derecho a la pereza – Refutación del derecho al trabajo de 1948


DIARIO DE UN OCIOSO
Miércoles, 29 de diciembre de 2004


Martes. Improvisamos una cena con lo poco que tenemos en la nevera para Jordi N. y Paco. Hacemos, como siempre, planes para visitarlos en su lejana tierra del sur... ojalá podamos hacerlo en breve. La sobremesa se alarga con las copas (entre las que brilla con luz propia la grappa que me regalaron Alberto y Consol).
Miércoles. Días de poco trabajo y ambiente triste en Levi Pants. Llego a casa cansado y, tras leer un poco, nos vamos a dormir muy pronto.

El fin de año se acerca como un meteoro y con él llegan las listas de lo mejor y lo peor del año. El año pasado hice un resumen de los libros que habían caído en mis manos durante el año, este año repito. Es lo que, parafraseando a Josep Pla, podemos titular “EL QUE HEM LLEGIT”.

1. BEST SELLERS: Sin lugar a dudas se han convertido en los principales protagonistas de mis lecturas durante este año. En esta categoría incluyo los triunfadores mediáticos del año “El código da Vinci” y “Ángeles y Demonios” de Dan Brown y la zaga de estos dos – y permitirme aquí citar al gran Chiquito de la Calzada – torpedos, vienen pequeñas maravillas del género mucho más elaboradas y, a mi parecer, mejores: “El Club Dante” de Matthew Pearl, “los crímenes de Oxford” de Guillermo Martínez y “El enigma del cuatro” de Ian Caldwell y Dustin Thomason . Pero si una pareja de autores han llenado horas y horas de mis lecturas esos son Douglas Preston y Lincoln Child (de los que he devorado “The Relic”, “La ciudad sagrada”, “El relicario”, “El pozo de la muerte”, “Más allá del hielo”... y en todos ellos he encontrado lo que buscaba: diversión). Otros best sellers que me han gustado este año han sido “Ciudad de huesos” de Michael Connelly, y “Patria” de Robert Harris (un descubrimiento tardío pero que sin duda protagonizará parte de mis lecturas el año que viene).

2. TIROS SEGUROS. Nunca fallan, son grandes y sabes que siempre puedes contar con ellos. Este año J. M. Coetzee (“El maestro de Petersburgo”, “infancia” – el que más me ha gustado - y “la edad de hierro”), Mario Vargas Llosa (“Conversación en la catedral”) y Enrique Vila Matas (“El mal de Montano”).

3. CLÁSICOS: Sólo dos, uno de siempre y otro recién escrito. Son “Las minas del rey Salomón” de Henry Rider Haggard y “La pell freda” de Albert Sánchez Piñol.

4. COSITAS BUENAS: Los diarios de Samuel Pepys (un precursor que nos dejó su cotidiano quehacer desde 1661 hasta 1669), y el “En la noche y entre los hielos” de Nansen (otro diario pero esta vez más estoico).

5. LA SORPRESA: “Cartas a la antigua china” de Herbert Rosendorfer, una pequeña maravilla que se lee con una sonrisa en los labios.

6. ESOS LIBROS QUE SIEMPRE TIENES PENDIENTES Y QUE PESE A ESO, CUANDO LOS LEES, TE GUSTAN: “Las cenizas de Ángela” y “Lo es” de Frank Mc Court y “El club de la buena estrella” de Amy Tan.

7. OTRAS COSAS: Un viaje descerebrado a ninguna parte (“ahora sabréis lo que es correr” de Dave Eggers”), otro viaje – esta vez de despedida- (“Milenio Carvalho” de Manuel Vázquez Montalban) y los recuerdos de un viejo roquero (“corre rocker” de Sabino Méndez) también merecen su espacio aquí.

28 diciembre 2004

DIARIO DE UN OCIOSO
Lunes, 27 de diciembre de 2004


Difícil de creer pero, desgraciadamente, cierto. Un año después vuelvo a vivir la misma situación laboral que viví en la empresa que acabó despidiéndome. Sin previo aviso en Levi Pants se para la producción temporalmente y empiezan a despedir a compañeros (aducen motivos económicos).
Duelen todos los despidos (entre los que, de manera sorprendente ya que he sido el último en llegar, no me encuentro) pero especialmente duele el de Raquel. Junto con Xavi y Gilbert (que, por suerte, se quedan) hemos compartido durante los últimos cinco meses más de ocho horas al día. Vamos a echar mucho de menos sus risas y el ambiente que, día a día, habíamos conseguido entre los cuatro.
Comemos juntos en el chino que hay junto a Levi Pants y volvemos los tres (hoy ya no somos cuatro) al trabajo. La tristeza es grande, la sensación de que una puerta se ha cerrado también.
Tengo la sensación de que me he salvado de la quema pero que caeré en breve, pero hoy no es lo que realmente me importa.
En el cd, y desde su nuevo y delicioso disco, Nancy Sinatra canta “two shots of happy, one shot of sad”. Hoy a tocado la pena.

DIARIO DE UN OCIOSO
Domingo, 26 de diciembre de 2004


Y como cada año por estas fechas llega el día del tradicional “Mar y muntanya”.
Nos levantamos tarde y nos ponemos en marcha con pereza. Pese a todo llegamos los primeros a casa de mis padres. Somos 13 los afortunados que disfrutaremos del delicioso plato. De primero – no hay que abusar- ensaladas (todas buenas pero, no nos engañemos, siempre serán un triste preámbulo de lo que ha de llegar). Finalmente llega el plato y, como siempre y lejos de decepcionar, vuelve a sorprendernos con su riqueza de sabores y texturas.
Y tras la comida, una larga sobremesa salpicada de risas y de fotos antiguas y nuevas pone fin a la jornada. En casa sólo conseguimos, una vez más, deambular como muertos vivientes después de zamparse media ciudad.

26 diciembre 2004

DIARIO DE UN OCIOSO
Sábado, 25 de diciembre de 2004


Viernes. Salgo antes de Levi Pants y me encuentro con María José en casa. Ha llegado el momento de desenvolver los regalos que desde hace unos días ocupan el pié del árbol. Son regalos cargados de ilusión y que nos han mantenido ocupados durante muchas horas. El balance no puede ser mejor: mucha alegría, un abrigo precioso, una mochila que viene a sustituir a mi muy ajada – algunas fuentes se refieren a ella como vergonzosamente destrozada - mochila, cd’s de cantantes veteranas – Nancy Sinatra, Marianne Faithfull y Loreta Lynn – y libros. Creo que a María José también le han gustado sus regalos (los saltos verticales que da al abrir alguno de ellos me hacen ser optimista al respecto).
Salimos en busca de algo para comer y encontramos que en todas partes han cerrado ya la cocina. Acabamos en “la pizza del Born” haciendo su menú (dos raciones de pizza y una bebida por algo más de 3 euros).
En el “Museu de la Xocolata” compramos los últimos detalles para estos días y me regalo un excelente chocolate a la taza. Vuelta a casa y siesta preparatoria para afrontar las largas jornadas festivas que nos esperan.
Cena en casa de mis padres. En la mesa hoy somos 16 (familia y unos vecinos). Como cada año hay mucha comida y toda está deliciosa. Como cada año bebo más de lo que mi prudencia – si la tuviera- podría indicarme. Como cada año como demasiado. Como cada año me lo paso muy bien. Tras la cena, que ha sido muy larga, llegan los regalos. Un nuevo lote de libros y dvd’s colma todas mis expectativas (Vargas Llosa, Benedetti, Auster, Trapiello, Woody Allen...). También me regalan un jersey chulísimo y un pijama (que, pese a ser de mujer, me queda muy bien). Todo me gusta mucho, he tenido suerte.
Hartos de esperar taxis en noches como hoy, hemos venido en moto. Cargamos la mochila y volvemos a casa. Estamos muy cansados.

Sábado. Nos levantamos tarde y nos ponemos en marcha poco a poco. El día es gris y parece que lloverá. Cogemos el tren hasta Alella donde nos espera la segunda comilona familiar de estos días. Esta vez a la mesa somos 13 (este año se ha incorporado Alberto y he dejado – por fin - de ser el último “afegit”). Intento moderarme un poco (mi estómago lo pide a gritos) y sólo lo consigo parcialmente ya que cuando llega la carne del caldo mi debilidad por la pelota me pierde. La sobremesa se alarga mucho y “el tete” me enseña las fotos de su viaje a Brasil (fantásticas, y como siempre que veo fotos de viajes me entran unas terribles ganas de viajar). Estoy cansado, me sumo a la siesta que María José se da en el sofá y dormito mientras escucho las risas y los gritos de Joana (que sigue siendo malísima pero está muy guapa). A Alejandro le han regalado un “Tetris” para la tele y hacemos unas cuantas partidas antes de volver a casa.
La siesta, la vagancia, el sofadismo y la falta de actividad principal caracterizan nuestro triste deambular por las horas restantes del día.
He acabado “Patria” (me ha gustado mucho) y empezado “Vecinos”. El libro, de Jan T. Gross, es un escalofriante ensayo sobre el exterminio de la comunidad judia de Jedwabne llevado a cabo por el resto de vecinos de esta población polaca.

PATRIA
Robert Harris

Ante todo “Patria” es un buen thriller político. Pero Robert Harris lo sitúa en una realidad paralela resultante de la victoria de Alemania en la segunda guerra mundial. Ese mundo imaginario está pero perfectamente documentado y eso le añade a la novela una credibilidad que, aunque ahora ya – y por suerte- resulte imposible, hace que todo nos parezca probable.
En el núcleo de la novela gravita un hecho real del pasado (por desgracia, real): la conferencia de Wansee sobre la solución final que tuvo lugar el 20 de enero de 1942. En esta conferencia (documentada perfectamente en el excelente “La villa, el lago, la reunión” de Mark Roseman, libro que me dejó Víctor y que – años después – aún corre por casa) una serie de burócratas nazis decidieron la (mala) suerte de millones de personas y la aplicación de las medidas oportunas para acabar con sus vidas de una manera ordenada).
Robert Harris se mueve con facilidad entre la escalofriante realidad y el thriller de ficción. El resultado es un best seller muy bien documentado que se lee de un tirón. Un ejercicio de documentación admirable unido a una deslumbrante imaginación producen un libro fascinante.

24 diciembre 2004

DIARIO DE UN OCIOSO
Jueves, 23 de diciembre de 2004


Miércoles. Cena con María José y Pepe en el Hugo (c/Rec Comtal, 6 Tel. 933100817). El restaurante es sencillo pero cenamos muy bien (está especializado en comidas típicas chilenas) y a un precio asequible.

Jueves. Tras la larga jornada laboral vuelvo a Barcelona. En casa descanso, intento dormir un poco y leo mientras cojo fuerzas para afrontar mi primera cena de empresa en “Levi Pants”. La leyenda habla de pantagruélicas comidas amenizadas por todo tipo de bebidas alcohólicas de alta graduación. La leyenda también habla de asistentes a estas reuniones que, bajo los efectos de estas bebidas y otras substancias menos permitidas, han caído en brazos de Morfeo y de otros dioses más mundanos. Las leyendas hablan de pérdidas colectivas de la razón, de la memoria y de la dignidad... pero las leyendas, por suerte o por desgracia, son sólo fabulaciones fruto del imaginario colectivo.
La cena (sorprendentemente buena) transcurre placidamente bajo la atenta mirada del señor Levi. El restaurante elegido es “Ca n’Armengol” (Prat de la Riba, 1 Sta. Coloma de Gramenet. Tel. 933916855) y la elección resulta un acierto. Sólo los más valientes continuamos (mañana hay que trabajar) con una copa en una cervecería cercana.
Vuelvo a casa en taxi. El conductor, amigo de la charla trascendental, me confiesa que sólo ha llorado con la muerte de tres personas: el torero Paquirri, el cantante Nino Bravo y el jugador de baloncesto Fernando Martín. Buscando una huida ante la magnitud de esta santísima trinidad me confieso “curro-romerista” y desvío la conversación hacia terrenos menos personales.

22 diciembre 2004

DIARIO DE UN OCIOSO
Martes, 21 de diciembre de 2004


Tras tres años de sequía absoluta (la empresa para la que trabajaba – en una muestra más del exquisito trato que suele dispensar a sus explotados trabajadores - no lo consideraba oportuno), este año tengo lote (gentileza de Levi Pants). Se que es una tontería (- si tanta gracia te hace, puedes comprarte uno – dicen los descreídos), pero a mí me hace ilusión que me lo regalen. No es el coste de los productos ni lo bonito del envoltorio... lo que realmente importa es el gesto.
El jamón ya ocupa su lugar en el – durante el resto del año vacío – jamonero y estoy deseando empezarlo. El resto de productos vagan por la cocina (en grupos o en solitario) buscando un acomodo donde poder esperar tranquilamente el cercano día en el que, más temprano que tarde, serán consumidos.
Por la noche, con María José, Nuria y Jordi R. vamos al teatro de la ciudad vecina para ver la última representación de “Cançons d’Amor i Droga” de Albert Pla. En el teatro me encuentro a Xavi y Gilbert con los que trabajo, hombro con hombro, en el taller de confección. Verlos fuera del trabajo es curioso (todavía no he salido nunca con ellos de copas). El espectáculo, mucho más rodado que la primera vez que lo vimos, me vuelve a gustar mucho.
Al salir hace muchísimo frío y tenemos que ir, en moto, hasta Barcelona. Al principio el aire frío se me hace imposible de resistir pero poco después consigo abrir la visera del casco y disfrutar del vivificante aire frío en la cara.
Es tarde. Leemos un poco (estoy leyendo “Patria” de Robert Harris) y a dormir.

21 diciembre 2004

DIARIO DE UN OCIOSO
Lunes, 20 de diciembre de 2004


Después de un domingo ocupado por varias perezas domésticas vuelve el tedio de la rutina laboral.
Poco a poco las felicitaciones que llegan por correo van ocupando su lugar en el árbol. La cercanía de la navidad – con su promesa de reuniones familiares, besos y abrazos – endulza mis, de otra manera difícilmente soportables, horas de trabajo.
Hace mucho frío.

19 diciembre 2004

DIARIO DE UN OCIOSO
Sábado, 18 de diciembre de 2004


Viernes. Nuestro jefe y señor – el señor Levi- , en un acto de generosidad inédito pero sin duda relacionado con estos tiempos de fraternidad que de manera secuencial – y siempre coincidiendo con estas fechas – suele protagonizar la tradicionalmente poco dada a alegrías patronal, suspende la producción y nos da fiesta. Este hecho inédito en el extraño mundo de la producción de pantalones llena mi corazón de regocijo y me lanza, cuatro horas antes de lo que por convenio me corresponde, al lujo asiático que supone el fin de semana sin trabajo.
Corresponde celebrarlo con los compañeros de labor (parece ser que no he tenido bastante con las 38 horas que he pasado con ellos esta semana) y en un bar cercano a Levi Pants hacemos una cerveza mientras agotamos las últimas anécdotas laborales (conversaciones sobre botones, cremalleras y tiros que sería demasiado agotador detallar aquí).
Hace mucho tiempo que no tengo la oportunidad, como hoy, de comer en un día laboral con María José. Puede parecer una tontería (desayunamos juntos 7 días a la semana y cenamos también con la misma frecuencia) pero poder comer hoy con María José se convierte en una cita que apetece un montón.
Nos encontramos en el centro y comemos en un chino. Antes de comer nos encontramos con Gloria (a la que hace mucho, demasiado, que no nos veíamos).
Después de comer salimos a cazar regalos para la nochebuena familiar. Distraemos la fiebre consumista que nos ha atrapado – como a todos – con la visita a las muchas galerías de arte de la zona por la que decidimos buscar (en las que no vemos nada que nos guste demasiado). Visitamos a Ana en la tienda en que trabaja (mucho por estas fechas) y seguimos con nuestra caminata. Al final del día no hemos conseguido demasiados regalos y estamos agotados, pero nos hemos divertido mucho.

Sábado. El ajetreo de los últimos días ha dejado nuestra nevera en un estado, por suerte, inusual. Dado que un desayuno a base de lenguado congelado (una de las pocas sólidas que hemos podido encontrar en toda la casa) puede resultar poco atractivo, decidimos desayunar fuera.
Nuestra primera opción, el bar Sanz, se hunde debido a la cola que presenta a la hora que nosotros nos presentamos. Decidimos movernos por el barrio y acabamos en un bar cercano. El desayuno resulta delicioso.
Me gustaría seguir con María José pero tengo que comprar su regalo. Nos separamos. Poco después me encuentro a Luisa (mi tía) y a Marta (mi prima) que están buscando también los regalos para nochebuena. Hablamos un rato pero las abandono pronto ya que tengo mucho trabajo.
La mañana, después de muchas dudas, se saldará con éxito. Pero antes de alcanzarlo y saturado por las dudas que me corroen, decido hacer un alto en el camino y me voy hasta el mercado a hacer la compra. Es un placer volver, después de mucho tiempo, a recorrer las familiares paradas, a hablar con viejos conocidos que me dan trato de amigo (no se me escapa su interés, pero pese a todo se agradece) y a disfrutar de los sonidos y olores de los que el mercado es una verdadera fiesta.
De nuevo con María José, comemos en casa y salimos juntos a continuar la caza del regalo. Un par de horas después volvemos a estar en casa saboreando la satisfacción de la labor bien hecha.
La mala noticia es que, en un bajón de tensión, nuestro video ha presentado problemas de salud que probablemente nos alejarán de sus servicios – tan necesarios para nosotros – durante los próximos días ( por suerte nos queda el dvd).
Ceno con María José (en plan novios y todo eso) en “La Sucursal” (Comerç, 4 Tel. 933106595). Hoy nos sorprenden con su menú de navidad (por 21 Euros, bebida, cafés y postre incluidos, cenamos muy bien).
Ya en casa apuro las últimas horas del día escribiendo este diario mientras escucho a Bebo Valdés y a El Cigala... ahora mismo suena “la bien pagá”.

16 diciembre 2004

“Cualquier infeliz puede quemar energía sin parar, pero uno debe tener alguna cosa dentro antes de poderse dedicar a no hacer nada. Debe tener reservas que le permitan sumergirse en los extraños ríos de los sueños y la divagación, es decir, debe tener alma de poeta.”
Miguel Berga. Sobre no hacer nada. Cultura/s de La Vanguardia 123


DIARIO DE UN OCIOSO
Miércoles, 15 de diciembre de 2005


Martes. Nos rescata de la oscuridad provocada por dos días sólo ocupados por obligaciones una cena con amigos en casa de Juan y Carmen. También están Luís, Carlos y Rosa. La cena resulta impresionante y la sobremesa, animada por una botella de excelente tequila reposado, se alarga hasta más allá de lo prudente en un día laborable.
Miércoles. Vuelta a la rutina, al lado oscuro de la fuerza. Se acerca la navidad y empieza a faltar el tiempo para todo.

14 diciembre 2004

DIARIO DE UN OCIOSO
Domingo, 12 de diciembre de 2004


Attenti El castillo de los Sforza
El día empieza con un magnífico paseo por el parque de Legnano. En sus puertas encontramos un mercadillo idéntico a los mercadillos españoles (son pocos los indicadores que nos muestran que no estamos en España: los carteles de las tiendas, el idioma que habla la gente y una presencia mucho menor de gente vestida de chándal que no practica ningún deporte, son los tres más destacados).
El centro de Legnano es una celebración de la vida. Grupos de gente que se encuentra, se saluda, habla y ríe. Tiendas abiertas y ambiente navideño. El largo paseo nos ha despertado el apetito. Nada más entrar en la cafetería de Beppe nos recibe un olor delicioso a café y pastas y la amabilidad y simpatía de su propietario. Desayunamos y, después de aprovisionarnos de deliciosos productos (café, mermeladas y otras dulces maravillas), salimos con destino a Milán.
Nuestra primera parada es el cementerio “Monumentale” que responde totalmente a las expectativas que su nombre despierta. Paseamos por el vacío cementerio disfrutando de los espectaculares panteones (algunos verdaderas obras de arte de la escultura y la arquitectura) y del tranquilo ambiente).
La segunda parada de nuestro tour turístico tiene que ver con el diseño. Ayer ya tuvimos nuestra primera dosis de diseño en la visita a la “Triennale”. En “10 Corso.Como” (una galería de arte, librería, cafetería de diseño y tienda de productos demasiado caros para considerar su compra) paseamos entre las maravillas del diseño. Productos fantásticos nos tientan con sus características y nos asustan con su precio.
Recuperamos fuerzas con un bocadillo (son las 2:30 del mediodía, demasiado tarde para que un restaurante nos dé de comer) y seguimos con nuestro periplo por el Milán más comercial.
Acabamos nuestra visita turística, un poco antes de lo previsto debido a nuestro cansancio, en la estación Central (impresionantemente grande).
Vuelta a casa, cervecita tranquila, buena conversación y sesión de fotos.
Es hora de marchar. Consol y Alberto nos acompañan al aeropuerto. Vamos más cargados que a la ida (Grappa, vino para Jordi P. – para que no se queje de su poca presencia en este diario aquí tiene su aparición en el diario de hoy -, un Panetone, pasta, dulces...
Facturación, embarque, vuelo tranquilo y llegada al aeropuerto de Barcelona media hora antes de lo previsto. Volvemos a casa en el bus.
Han sido dos días magníficos. Hemos aprendido mucho y nos hemos divertido todavía más. Alberto y Consol han sido unos anfitriones increíbles (muchas gracias) y se nos han despertado las ganas de viajar más.

DIARIO DE UN OCIOSO
Sábado, 11 de diciembre de 2004


Suena el despertador mucho más pronto de lo habitual. Salimos a la calle sin desayunar y caminamos hasta plaza Cataluña cruzándonos con gente que está dándole los últimos tragos a la fiesta nocturna. Autobús, aeropuerto, facturación y – por fin un poco de tranquilidad - desayuno con el periódico. A las 7:55, puntualmente, despega nuestro avión hacia Milán. Volamos con “Vueling” que a parte de ser muy económica (el billete de ida y vuelta para dos personas nos ha costado 72 euros, tasas incluidas) resulta ser una compañía muy eficiente y el ambiente de cercanía que consiguen con la simpatía del personal de cabina se agradece.
En Milán – Malpensa nos recoge Consol y nos lleva en coche hasta su casa en Legnano. Mis primeros pasos en Italia consisten en un agradable paseo por la pequeña ciudad y en un café (delicioso) en el local de Beppe.
Consol y Alberto están arreglando la que será su casa cuando terminen las obras y, después de encontrarnos con Alberto, vamos a visitarla. El piso, ahora en obras, está en un antiguo “cortile” (un conjunto de viviendas que dan a un patio interior, es la construcción típica de esta zona) y, aunque aún falta mucho por hacer, parece muy acogedor.
Vuelta a casa y primera comida (un plato de pasta buenísima que Alberto se encarga de preparar. Estamos preparados para acercarnos a Milán para empezar a hacer el turista. La “Trienale”, un paseo por el parque el parque sempione al anochecer “Sempione” y el castillo de los Sforza, el “Duomo”, las galerías Vittorio Emanuele, el teatro de la “Scala”, un mercadillo de productos artesanos... visitar una ciudad acompañados por un guía nativo y una guía que no es nativa pero sabe más que muchos nativos es un privilegio. En nuestro deambular por la ciudad no hay pasos en falso y lo que no sabemos o entendemos encuentra pronto respuesta.
Cuando llegamos a casa estamos muy cansados. Pero tenemos mesa en un restaurante típico y volvemos a salir. Tras dar muchas vueltas con el coche llegamos a Torba (un pueblo muy pequeño) donde está la “Trattoria di Torba” (21040 Torba di Gornate Olona. Italia. Tel. 0331/820180). Nada más entrar Alberto se encuentra a unos clientes y, en una muestra de la educación italiana, somos presentados a los clientes y a los amigos de los clientes. El comedor del restaurante se convierte en un ir y venir incesante de manos que se cruzan, de inclinaciones de cabeza y de saludos de cortesía. Una escena de caos sólo comparable a la de los hermanos Marx en el camarote de “Una noche en la ópera”.
Al final conseguimos llegar hasta la mesa. Son las 9’30.
Pronto aparecen los “antipasti” (“cotechinni”, “copa”, “prosciutto”, tortilla, una especie de empanada, queso con tomates secos...). Damos cuenta de ellos (ayudados por grandes dosis de un tinto buenísimo) y nos lanzamos a por el primero (yo me decido por un risotto y los demás por pasta). Todo está delicioso. Al segundo sólo llegamos Alberto y yo (yo me decido por un plato de queso a la plancha). Con los segundos aparece un plato de patatas fritas, después otro y – cuando ya estamos acabando- una segunda ración de “cotechinni” que, en una lección de gula perfectamente articulada, devoramos por completo.La cena ha sido fantástica, la mejor en mucho tiempo. Cuando nos levantamos de la mesa el reloj marca la 1’30. No hemos parado de hablar ni de comer durante las últimas cuatro horas. Nos despedimos de la señora del restaurante (que nos vuelve a dar muestras de afecto y cordialidad) y salimos a la calle. Hace mucho frío (el termómetro del coche marca 0 grados) y es hora de volver a casa.

11 diciembre 2004

“A priori, un trabajador, por el simple hecho de formar parte del engranaje económico, es considerado como una persona virtuosa; por el contrario al ocioso se le ve como un perezoso o, peor aún, un gandul, un vagabundo, un inadaptado social. El deber y el derecho al trabajo se encuentran en el art. 35 de la Constitución española, pero al ocio no se le considera ni un derecho ni mucho menos una obligación.”
Glòria Soler. En busca de la ociosidad. Cultura/s de La Vanguardia 123


DIARIO DE UN OCIOSO
Viernes, 10 de diciembre de 2004


Ya tenemos árbol (como siempre hecho por María José con materiales reciclados) y lo hemos empezado a llenar de postales. La primera que llegó fue la de Kris y Tony y la segunda (y última hasta el momento) es la de el alcalde de nuestra ciudad (al que, como muestra de buena voluntad navideña y en respuesta a su amable – y, no nos engañemos, más falsa que judas – felicitación, no adornaré con los adjetivos que se ha ganado gracias a su inhábil gestión al frente del consistorio).
Los últimos días – ha vuelto el trabajo – ha quedado poco tiempo para disfrutar.
Tiempo que he invertido, junto a María José, en empezar el visionado de la tercera temporada de “Los Soprano” y que he malgastado, también junto a María José, viendo la insufrible “Cold Mountain”.He cometido el error de instalar de nuevo “Age of empires” y no paro de perder partidas. También tengo problemas con el “Doom”. He llegado a una pantalla llena de malos (muchos y muy malos todos) que no soy capaz de superar.

08 diciembre 2004

DIARIO DE UN OCIOSO
Martes, 07 de diciembre de 2004


Por fin, tras muchas horas invertidas y no pocas risas, hemos acabado nuestro trabajo con la felicitación de navidad. Las 104 postales ya están ensobradas y con los sellos puestos. Ahora ya es cosa de correos.
Estos últimos días han sido fotocopias los unos de los otros. Por las mañanas compras navideñas (ya tengo el primer regalo de María José pero – como ella lee este diario – no puedo contar nada), por las tardes trabajo con la postal y por las noches cena-rescate con amigos.
El lunes cena con Nuria y Jordi en el restaurante del “Ateneu” (c/Canuda, 6 Tel. 933185238). Precios ajustados, carta con sabrosos platos tradicionales y tranquilidad. Cenamos muy bien y hacemos una copa en el “Raval” y una segunda en un bar cuyo nombre soy incapaz de recordar. Vuelta a casa con paso vacilante parando en las Ramblas a comprar el periódico.
El martes, con la satisfacción de tener ya la postal ensobrada, cenamos con Clara y Roger en el “Pan y vino”. Hay poca gente y hoy se está especialmente bien. Tras la cena cae una segunda botella de vino que nos obligará a alargar la sobremesa hablando de un montón de cosas.
Mañana, aunque parezca mentira, también es festivo.

06 diciembre 2004

DIARIO DE UN OCIOSO
Domingo, 05 de diciembre de 2004


Sábado. Dejo dormir a María José y preparo el desayuno tranquilamente. Desayunamos y, por primera vez esta temporada, nos enfrentamos a las compras navideñas. Las calles del centro están llenas de gente que corre de un lado a otro con cara de pocos amigos, debe ser el espíritu navideño. Sin haber comprado nada nos acercamos a la sala Parés y disfrutamos con la imprescindible exposición de Josep Roca Sastre. Seguimos, tras el paréntesis cultural, en nuestra primera incursión en la locura navideña... sin éxito en lo que a regalos se refiere.
Por la tarde nos entregamos a fondo a trabajar con la felicitación navideña que ya está en fase de producción.
Cenamos en casa de Yoli y Rafa. Como siempre la mesa está más que surtida y nos ponemos las botas.
La sobremesa, larga y divertida, se traslada al sofá. Acabamos tarde y Rafa nos devuelve a casa (gracias).

Domingo. Nos levantamos tarde y, como tengo deberes del cursillo, me paso el día delante del ordenador (con algunos inexplicables problemas que me obligan a llamar a Jordi P. – ya tienes tu aparición de hoy – para pedirle ayuda).
Por la noche damos un paseo hasta los Icaria y, después de cenar algo en el mismo centro comercial, vemos “The Increibles” . Me lo paso genial.Volvemos a casa paseando sin prisas ya que mañana, lunes, también es festivo.

04 diciembre 2004

DIARIO DE UN OCIOSO
Viernes, 03 de diciembre de 2004

Hoy es el día de mi santo y aunque no lo solemos celebrar, María José me ha regalado un jersey (negro, naturalmente) muy chulo que no tardo en ponerme. El día (trabajo y cursillo) no ha estado mal y saber que es el pistoletazo de salida para un largo fin de semana (cinco días festivos) anima mucho.
Cenamos en casa y después salimos a hacer una copa en “The Black Horse”. Allí nos encontramos con Jordi R2 y Víctor. Poco después completan la animada tertulia Jordi P. y Alex “el niño”.
Los videoclips añejos que ofrece un canal de televisión nos recuerdan que alguna de las batallitas que contamos ocurrieron hace más tiempo del que somos capaces de reconocer.Jordi P. afirma que últimamente sus apariciones en este diario son demasiado fugaces y pide un mayor protagonismo. Estoy pensando en establecer una tarifa de aparición... podría ser la manera de alcanzar el estatus de ocioso sin demasiado trabajo.

03 diciembre 2004

“Desde entonces soy un optimista contumaz. Ver truncarse las vidas, con todo lo que cada vida llega a contener, y verlas truncarse por motivos absurdos o irrisorios, y de formas a menudo atroces y desdichadas, despierta en uno una inevitable desconfianza hacia los semejantes, pero también una necesidad incontrolable de proteger y alimentar a cada segundo la ilusión de vivir. Aunque sea estúpida, y frágil, y aunque los días y las noches te ofrezcan tantas razones para perderla.”
Lorenzo Silva. La niebla y la doncella


DIARIO DE UN OCIOSO
Jueves, 2 de diciembre de 2004


Salgo de Levi Pants y, pese a que todavía es pronto, ya ha oscurecido. De vuelta en la ciudad me veo obligado a hacer tiempo en un barrio que no es el mío. Camino sin prisas mientras miro escaparates. Por unos momentos vuelvo a convertirme en el ocioso modelo y disfruto de la sensación conocida y confortable de vagar sin rumbo fijo. Paseo, entro en una tienda sin otra intención que dejar pasar el tiempo, miro pasar a la gente (que se desplaza a un ritmo muy superior al mío), valoro entrar en un bar, sigo paseando y al final me siento en otro bar frente a la cristalera de entrada que me da una visión – muy fragmentada y limitada pero igualmente interesante – de la vida en el barrio. Aprovecho tambien para leer un poco (he acabado “Iacobus” de Matilde Asensi y ahora estoy leyendo “La niebla y la doncella” de Lorenzo Silva y un estudio sobre el mundo de la confección de pantalones (un regalo de cumpleaños) escrito por Javier Perez de Silva. Justo ahora, al escribirlo, me he fijado en la coincidencia de apellidos... curioso).
Pero todo tiene su fin (y lo bueno, por desgracia, también). Se acaba mi tiempo de ocio y me dirijo al despacho del administrador de nuestra finca para la reunión anual de vecinos de la finca donde vivimos ( motivo que me ha llevado a este barrio que no es el mío). La reunión resulta larga pero mucho menos dura de lo esperado. La pobre asistencia hace que las ancestrales rencillas vecinales no hagan – como es costumbre desde tiempos inmemoriales – aparición.
Pese a todo salgo agotado y llamo a María José para que protagonice un oportuno rescate. Quedamos en el “Panyvino” pero, cuando llego, un inoportuno apagón nos deja sin cena. Paseamos por el barrio – que hoy, por la oscuridad, presenta un aspecto insólito- y acabamos cenando en el “Murivechi”. La cena, la conversación con María José y las noticias que me trae del avance de nuestra felicitación de navidad de este año actúan como un bálsamo reconstituyente que me cura de los sinsabores de los últimos días.