04 noviembre 2004

“Trabajad, trabajad, proletarios, para aumentar la fortuna social y vuestras miserias individuales; trabajad, trabajad para que, haciéndoos cada vez más pobres, tengáis más razón de trabajar y de ser miserables. Tal es la ley inexorable de la producción capitalista”.
Paul Lafargue. El derecho a la Pereza. Refutación del derecho al trabajo de 1848. Publicado en 1880


DIARIO DE UN OCIOSO
Miércoles, 3 de noviembre de 2004


Martes. Cuando salgo de la ciudad vecina el día ya ha llegado a su fin. El nuevo horario me ha robado el sol que era capaz de arrancarme una sonrisa cuando, al salir del trabajo, descubría – con los ojos todavía embrutecidos por la larga jornada laboral – que había un mundo de luz y de vida en el exterior.
He quedado con Quique y, como llego pronto, doy una vuelta por los alrededores. En mi paseo descubro una pastelería notable y poco más.
Ya con Quique nos sentamos en la mesa de un bar y empezamos a recuperar tiempo perdido acompañando la conversación con un poco de queso y buen jamón. Quique es un excompañero de trabajo y también se está planteando dejar el mundo de los tejanos. Conseguimos – no sin dificultades – hablar de temas no laborales y pasamos un par de horas arreglando el mundo. Al ir a pagar descubrimos que no lo hemos arreglado bien: el jamón era de un cerdo de la familia real (o a ese precio nos lo cobran) y la broma nos sale cara.
Vuelvo a casa, ceno con María José y vemos el final de la cuarta temporada de “Friends”. Final abierto que nos deja con ganas de más. Estamos nerviosos.

Miércoles. Decido añadir, a las muchas horas de mi vida que se come el trabajo, un cursillo que ocupará parte del poco tiempo que actualmente dedico al ocio (soy, lo sé, la vergüenza de los ociosos). El centro donde hacen las clases no está lejos de casa y ,si no fuera porqué obligan a los profesores a ir con bata blanca, parece que está bien.
Cenamos pronto e intento leer un poco antes de ir a dormir. No lo consigo, estoy muy cansado.

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