10 octubre 2004

DIARIO DE UN OCIOSO
Domingo, 10 de octubre de 2004


Un silencio extraño nos envuelve cuando nos despertamos. Los domingos son días silenciosos pero hoy el silencio es más denso. Pronto descubrimos que el culpable es un apagón que afecta a todo el barrio y que impide que uno de nuestros vecinos - fan de Bisbal y d.j. vocacional que ameniza las mañanas de nuestro vecindario- aporte su habitual y no siempre bien recibido granito de arena a la matinal dominical.
María José calienta el café con una vela (sin él no hubiéramos podido salir de casa) y desayunamos.
Bajamos caminando hasta el Club y nos entregamos a una mañana de piscina y playa rematada con el estreno de nuestra pelota de voley. Como no estamos en disposición de hacer un partido decidimos entrenar. El “entreno”, limitado por nuestra lamentable forma física y una penosa técnica, básicamente consiste en agacharse constantemente a recoger la pelota del suelo y a, ocasionalmente, probar el sabor de la arena de la playa (que pese a que resulta mejor de lo esperado no acaba de colmar mis apetencias en lo que a gastronomía se refiere).
Vuelvo a casa contusionado, lleno de polvo y con los codos y las rodillas en un estado penoso.
Después de comer, una nueva sesión de “Friends” nos lleva a la tercera temporada.
Escribo el diario de hoy mientras María José hace la siesta. Suena “Swordfishtrombones” de Tom Waits, en este momento “The soldier’s things”.

No hay comentarios: