03 agosto 2004

DIARIO DE UN OCIOSO
Domingo, 1 de agosto de 2004


El calor me despierta demasiado pronto y sigo dormitando en el sofá del comedor. Dos horas después María José me despierta y desayunamos en el balcón los últimos restos del pan que nos hizo Jordi R2.
Mientras damos forma a la agenda de actividades lúdicas de hoy leemos un buen rato aprovechando el silencio sólo roto por el canto del puto gallo tonto de nuestro vecino.
Cuando más pica el sol, a una hora inhabitual para nosotros, llegamos a “La Conca”. Hay muchísima gente y el griterío es ensordecedor. Decidimos darnos un rápido baño (tan rápido que olvido el paquete de klennex en el bolsillo del bañador) y huir de la que – en otras condiciones – suele ser una playa paradisíaca.
Vuelta por Platja d’Aro y regreso a casa.Se hace difícil creer, cuando estás tan cerca de la felicidad absoluta, que mañana tengo que ir a trabajar... tendré que tener paciencia... son sólo cinco días.

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