18 abril 2004

“El enaltecimiento del trabajo llevó consigo el menosprecio por cualquier otro tipo de actividades y una nueva concepción del tiempo. El tiempo adquiría valor desde el momento en el que estaba dedicado a la producción y al trabajo. Ocuparlo con otras actividades era perder el tiempo, "estar ocioso".
Santiago García Quintana. Pequeña Historia del Ocio. Buenos Aires 1958


DIARIO DE UN OCIOSO
Domingo, 18 de abril de 2004


Sábado. Después de una dura jornada dedicada a no hacer nada digno de mención ni de recompensa salgo a cenar con María José.
Tenemos mesa reservada (para nueve) en Can Juanito (buena comida, amable servicio y cuenta injustificadamente alta) . Cuando llegamos al restaurante, David, Iola y Jordi P. ya están en la mesa y poco después llegarán Natalia, Pablo, Víctor y Laura. Surgen, durante la cena, los habituales temas de discusión: cine, fútbol, libros “freakys” de asesinos, series de televisión y más fútbol.
Copas en el Puku y vuelta a casa caminando con María José, Víctor y Laura.

Domingo. Día de recuperación. Con María José en casa. Salgo a la calle para buscar el periódico y vuelvo rápidamente. Leo el periódico. Busco trabajo y no encuentro en la sección de clasificados. Visionado de varios capítulos de “Sexo en Nueva York”. “Atrapat en el temps” en TV3. Partidas al solitario del ordenador. Leo “Harry Potter y la orden del fénix”. Siesta. Peleas con el Dreamweaver. Saint Etienne, Sísmicos, Sitcom y Six by Seven suenan a lo largo del día (repaso a la “S”). Un día estupendo.

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