01 abril 2004

DIARIO DE UN OCIOSO
Miércoles, 31 de marzo de 2004


Desayuno con María José y dedico parte de la mañana a instalar el material subministrado ayer por Toni (muchas gracias).
He empezado a leer “Las horas” de Michael Cunningham pero, como hoy es miércoles, cojo el “Culturas” de La Vanguardia para leer en el bus. No tengo tiempo de acabarlo (casi nunca tengo tiempo de hacerlo) pero encuentro un par de artículos – reseñas literarias aparte- muy interesantes: El primero, de Luis Cerveró, reflexiona sobre el plagio en pubicidad a partir de la polémica surgida sobre el imprescindible “Cog” (“tuerca”, el anuncio de Honda basado en el efecto domino). El otro artículo que recomiendo, de Freddy Massad y Alicia Guerrero, trata sobre casas prefabricadas en la Gran Bretaña de posguerra.
Media hora de lectura después llego al Caixa Forum, por fin voy a ver la exposición "Dali, cultura de masas”.
Primera constatación: Haciendo honores al título de la exposición Dalí sigue teniendo tirada. Las habituales salas vacías del Caixa Forum (al menos en días laborables) han sido substituidas hoy por salas repletas de masas recién salidas de lujosos autocares (masas de todo tipo: de estudiantes, de turistas, de jubilados... sólo faltan los japoneses para tener todas las tipologías habituales). La exposición repasa la relación entre el mundo de Salvador Dalí y la cultura de masas (cine, publicidad, moda, medios de comunicación...). Una relación en la que los límites entre el mundo del arte y el de la cultura de masas se diluyen, se confunden y se yuxtaponen (la sala dedicada al “El Ángelus” de Millet resulta muy clarificadora en este aspecto).
Pese a ser tremendamente interesante, la exposición se olvida del Dalí histrión (sólo apuntado en alguno de los anuncios en los que aparece en la sección dedicada a la publicidad). Se han obviado las apariciones públicas de Dalí, sus salidas de tono, sus payasadas galácticas... y sólo se ha dado cabida en la muestra al Dalí más serio. Echo de menos al entrañable (y, a la vez, terriblemente cargante) payaso, echo de menos a la que – para mí- es la mejor obra del artista ampurdanés: el mismo.

Al salir intento introducirme en la otra exposición: “Ficcions documentals”. Es una muestra que reflexiona sobre los nuevos formatos documentales. Pienso que hemos de reinventar un espacio para este tipo de exposiciones. No se pueden emplear los mismos criterios museísticos que empleamos con la pintura para mostrar videos. Es un tipo de obra diferente y necesita un espacio y un tratamiento diferente. Dejando de lado lo interesante –o no – de los documentales elegidos, el poco acertado espacio en el que son mostrados me alejan de la muestra.

Vuelta a casa. Tarde de CSI y siesta. Una llamada me despierta. Mal humor desde entonces hasta el final del día.

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