26 febrero 2004

DIARIO DE UN OCIOSO
Jueves, 26 de febrero de 2004


La vida del ocioso desocupado no es tan fácil como podría parecerle a un espectador poco avezado a este tipo de asuntos. A la difícil tarea de buscar trabajo (cuando lo que realmente me gustaría es una subvención cuantiosa que me retirara de la vida laboral. También se aceptan donativos modestos siempre que se produzcan de una manera regular.) se añade la casi imposible tarea de encontrar un cursillo con el que poder aumentar mis exiguos conocimientos.

Así que hoy, después de desayunar con María José y de dormitar un ratito en la cama, he salido a la calle a buscarme la vida. Aunque me gusta comer (mucho), no me suelo pasar todo el día pensando en comida (hay breves periodos en los que mi mente divaga por otros campos del conocimiento). Pero hoy estoy haciendo una dieta especial (mañana me hacen una prueba médica) y mis sentidos no dejan de enviarme golosos mensajes. Olores deliciosos que prometen manjares principescos, gente degustando deliciosas viandas en locales y en la calle, tiendas que muestran sus productos con desvergüenza... todo ayuda a nublar mi razón. Estoy a punto de robarle su bocadillo de chorizo pamplonica a un niño de excursión por el centro de Barcelona, y para evitarme problemas mayores me veo obligado a entrar en el “Espai Cultural Caja Madrid” con la intención de distraerme. Dentro del proyecto “Relevos” - en el que un artista consagrado escoge la obra de un joven valor, exponiendo ambos de manera conjunta- se expone la obra de Hernández Pijuan y del joven Nico Munuera. El proyecto me parece muy interesante, la muestra corta y poco representativa de ambos pintores.

Tarde de series con María José. De las cuatro cintas llenas de series ya tenemos una visionada.

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