19 enero 2004

“... y entré en Saint Dunstan, donde escuché un buen sermón. A mi lado había una bella joven, de postura modesta, cuya mano y cintura me esforcé por tocar, pero ella no quería y se alejaba más y más. Por último, percibí que sacaba alfileres de su bolsillo para pincharme si volvía a tocarla. Me abstuve, pues, contento de haber descubierto su intención.”
Samuel Pepys. Diarios 1660 - 1669


DIARIO DE UN OCIOSO
Domingo, 18 de enero de 2004


Nos levantamos tarde y dedicamos el domingo a la lectura (sigo con creciente interés las andanzas del epicúreo Samuel Pepys) y al descanso. Cometemos el error de ver “El Patriota”, intentar no repetirlo quienes leáis estas líneas.
Por la noche damos un largo y agradable paseo. Las calles están vacías. El fin de semana ha llegado ya a su fin y la gente lo apura encerrada en sus casas. Cenamos en el Dao (P. Colom, 4 933192458), un buffet giratorio japonés. Este tipo de locales no es aconsejable para una cena romántica ya que tu vista se fija en la cinta por la que circulan los platos y es muy difícil apartarla.
Volvemos a casa caminando, un rato de lectura y a dormir. Mañana empieza la semana laboral pero yo tengo el día libre debido a mi irracional horario actual. Sigo sin noticias aunque el pescado ya está todo vendido.

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